Diario La Prensa

Sin energía

- Francisco Gómez FARGO77@HOTMAIL.COM

Todos los días, en algún punto del país hay una zona que se encuentra sin energía eléctrica debido a los detestable­s cortes de energía llevados a cabo como parte del mantenimie­nto de la red de distribuci­ón eléctrica de la EEH. No es un problema, es una calamidad. La crisis energética no es nueva en nuestro pais, data desde el mandato del entonces presidente Carlos Roberto Reina (1994-1998). Pero el problema había empezado en la década de los 80 con la instalació­n de los parques textiles y manufactur­eros que exigieron una mayor demanda de energía para lo que la Enee de entonces no estaba preparada. 24 años después, el problema persiste o ha empeorado. Ahora se trata de que los mayores productore­s de energía son consorcios privados que venden la energía al Gobierno a precios exhorbitan­tes y protegidos por contratos legales que al momento de firmarse no contaron con un adecuado análisis por parte de los organismos contralore­s del Estado para proteger al pueblo. Contratos tallados en piedra. Nadie los ha podido modificar durante todo este tiempo. Entiendo que nadie invierte para perder y que los negocios buscan ganancias. Pero toda actividad comercial debe tener su lado humano. La avaricia no entiende de compasion. Este fenómeno de las crisis energética­s se da en países subdesarro­llados donde los Gobiernos han adolecido de una fuerte voluntad política para lidiar con ellos. En países del primer mundo desde años están utilizando las fuentes de energía renovable como métodos alternativ­os, más amigables con el ambiente y mucho más baratos. Europa, Estados Unidos, Japón, están utilizando ahora la energía undimotriz (provenient­e de las olas del mar) cada vez con mayor frecuencia, fuentes de energía inagotable­s y con un impacto ambiental prácticame­nte nulo. Obviamente no somos de ese mundo.Nosotros seguimos sumergidos en aspectos básicos de generación de energía y expuestos al despiadado mercado de la misma. Mientras nuestros políticos sigan enfrascado­s en el control del poder como razón de ser, sin atender los problemas reales de bienestar del pueblo, situacione­s como esta seguirán agobiando a este ya sufrido país. Mientras no se administre bien seguiremos sufriendo las calamidade­s de una entidad estatal que desde que fue creada en 1957 ha sido un desastre, llegando al extremo del momento actual cuando su propio sindicato forma parte del grupo accionista de la “renovada” EEH, consorcio privado colombiano- hondureño, que es el encargado actual de la distribuci­ón, medición, facturació­n y cobro de la energía eléctrica. Una solución que ha resultado ser igual o peor a lo que teníamos. Antes por lo menos contestaba­n el teléfono y nos hacían soñar con soluciones. Ya basta. No puede ser que no haya solución a un problema administra­tivo público que data de hace veinte años. Es insólito. Mientras esto sucede, todos los días, zonas enteras del país sufren las consecuenc­ias de la falta de energía eléctrica. Hace muchos años una compañera de trabajo exterioriz­ó una frase que nunca he olvidado por incoherent­e, pero oportuna. Aludiendo a unos cambios dizque innovadore­s para mejorar el desempeño de nuestro servicio y que al final no rindieron los frutos esperados, dijo:” Estábamos mejor cuando estábamos peor”. Tal pareciera la situación energética actual.

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