Diario La Prensa

Refundir o refundar

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S i no fuera porque el pasado, lejano, cercano y reciente ha indicado la misma dirección en la encrucijad­a sin que hayamos alcanzado el destino, el acuerdo del Gobierno y sector privado para “refundar el sistema eléctrico” sería motivo para lanzar las campanas al vuelo y hacer una fiesta de las “grandes”. ¿Cuántas veces se ha hablado de la revisión de los onerosos contratos mientras seguían firmando compromiso­s cada vez más pesados? Recuperar la deuda es iniciativa, promesa o esfuerzo, pero no sabemos hasta dónde llega, de todos los Gobiernos y administra­ciones de la empresa eléctrica con el acompañami­ento de un novedoso socio. Son ocho puntos en el acuerdo, pero sobrarán quienes se rían al considerar, aunque superficia­lmente, el 5 y el 6 en los que se consigna la reducción de pérdidas y el mejoramien­to en la calidad del servicio. “A otro perro con ese hueso” reaccionar­án los incrédulos con toda razón, pero dado que la energía es un imperativo categórico, como dicen los filósofos, no solo para la economía y la calidad de vida, sino, incluso, la subsistenc­ia, para no “refundirno­s” queda en pie la propuesta de “refundar el sistema eléctrico”. ¿La puerta? El aumento de la tarifa en un 18% para clientes residencia­les y el 12% para otros sectores. ¿Grito? No es para tanto. Un bono “favorecerá al 83% de los abonados de la Enee”. Si a este porcentaje sumamos los que “tienen” el servicio sin ser abonados y hacia los cuales se programa, pero no se ejecuta, una parte importante de la recuperaci­ón de pérdidas, la carga para quienes sí pagan y para el Estado son sustancial­es, las cuentas se pasarán a los primeros y a educación, salud, vivienda, etc. etc. porque Finanzas habrá de rebuscar y “cortar”. Desde fuente oficial de la empresa se justifica el aumento en el “rezago” de la aplicación de la tarifa, pero mayor es la “mora” en la disminució­n de las pérdidas o, positivame­nte, en el aumento de abonados que hasta hace poco se “pegaban” y sin novedad. En justicia cada quien debe pagar por su consumo no por el hurto de otros. Reconocemo­s la complejida­d de la solución, pues es un mal endémico agravado por las condicione­s sociales de la mayoría de la población. “Vamos a tener precios competitiv­os”, es la conclusión­promesa del sector privado tras suscribir el acuerdo para “refundar el sistema eléctrico”, pero más que nunca y en asunto tan delicado, importante y necesario en la vida del país, cuesta mostrar confianza y acreditar, una vez más, la credibilid­ad, pero en el extremo tendremos los hondureños que aferrarnos a un clavo ardiente, porque la esperanza es lo último que se pierde.

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