Donald Trump visita en Florida zonas devastadas por Michael
Sobrevoló en helicóptero las ciudades de Panamá City y México Beach Grandes zonas de Florida y Georgia sin agua ni electricidad
PANAMA CITY. El presidente Donald Trump y su esposa Melania visitaron ayer las regiones de Florida y Georgia devastadas por el huracán Michael, casi una semana después del paso de la tormenta, en un momento en que miles de personas siguen sin agua corriente y sin electricidad. La tormenta de categoría 4 azotó el Golfo de México en Florida el miércoles pasado, con vientos que llegaron a los 250 km/h. Después pasó por los estados de Georgia, Carolina del Norte -que ya había sufrido el huracán Florence el mes pasado- y también por Virginia, dejando cuantiosos daños y al menos 17 muertos. “Es increíble la potencia de la tormenta”, dijo Donald Trump al constatar la magnitud del desastre acompañado por el gobernador de Florida, Rick Scott, y por la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen. “Alguien había dicho que era un tornado, muy pero muy grande. Realmente fue así.
Esto va más allá de cualquier viento que hayamos podido ver antes”, agregó el presidente. Trump y su esposa Melania sobrevolaron en helicóptero las zonas afectadas en la ciudad de Panamá City y el pequeño balneario México Beach. Allí miles de hogares y negocios resultaron destruidos, las líneas eléctricas y la red telefónica están fuera de servicio en la mayoría de los vecindarios, y sólo las carreteras principales han sido despejadas. Después, el presidente estadounidense se dirigió a la localidad de Lynn Haven, al norte de Panama City para visitar un centro de ayuda a los damnificados donde repartió agua. Trump y su esposa también visitaron Macon, Georgia, donde fueron informados sobre los daños causados por el huracán. Tras bajar del avión en Florida, Trump habló brevemente con la prensa acompañado de Scott, a quien alabó por haber hecho un “trabajo increíble”. El gobernador replicó agradeciendo la ayuda federal y afirmó que se le entregó todo
lo que había pedido. “Uno no diría que había casas” en este lugar, dijo Trump tras constatar la magnitud de la devastación. Los socorristas, que llegaron al sitio el día después del desastre, establecieron centros de distribución de agua y alimentos. Las organizaciones de beneficencia como el Ejército de Salvación y muchas congregaciones religiosas también han levantado puntos de distribución. Algunos grandes almacenes han vuelto a abrir sus puertas, pero sin electricidad, en tanto muchas estaciones de servicio permanecen cerradas y temprano en la mañana se formaron largas filas de autos en aquellas que aún tienen gasolina.