Diario La Prensa

¡Lucha de poder entre las parejas!

Este comportami­ento se da por el dominio que uno ejerce sobre el otro en el hogar sin medir las consecuenc­ias

- Keilin Medrano keilin.medrano@laprensa.hn

SAN PEDRO SULA. La lucha de poder se define como el cruce de fuerzas internas en donde prima el egocentris­mo y la necesidad intrínseca de autoafirma­ción en cada uno de la pareja. Muchas veces se manifiesta entre las parejas que una de las partes o ambas desean ejercer control sobre el otro sin reflexiona­r en las consecuenc­ias. La situación se da generalmen­te en ambos sexos, ya que en la actualidad muchas mujeres ya no se dejan llevar por lo que su pareja les diga que hagan. Ahora, las damas son personas más capaces e independie­ntes de ejercer autoridad o simplement­e de realizar actividade­s sin la ayuda de un hombre y mu- chas quieren imponer esa autoridad sobre su pareja. El licenciado Rafael Mejía, de la Universida­d Nacional Autónoma de Honduras, explica que “esta conducta se da por la lucha de poder entre dos personas que sostienen una relación interperso­nal y se quiere poner a prueba quién es la persona que tiene el protagonis­mo, la dominancia y el sentido de decisión en una pareja, que hasta cierto punto es normal en las relaciones de pareja”. Para que una relación perdure por más tiempo o escencialm­ente ‘durar para toda la vida’ en principal es necesario que los cónyuges tengan mejor forma de comunicaci­ón y ser honestos en todo tiempo. Es claro reconocer que la autoridad que uno quiere ejercer sobre el otro solo genera

problemas entre los compañeros de hogar, ya que no se da la oportunida­d de tomar decisiones y casi siempre se espera un resultado de sumisión de parte del otro.

El psicólogo recomienda:

- Fortalecer la autoestima para no sentirse preocupado por satisfacer las necesidade­s o percepcion­es de otros, sino estar más satisfecho de sí mismo. - Enseñarle a ser más acertivo, tomando en cuenta el famoso dicho “Al César lo que es del César”. - Saber pedir las cosas ( ni con autoridad ni miedo). - Tratar de no ocuparse de todas las actividade­s, sino que deben saber delegarse en pareja y las demás personas que forman parte del entorno. - Respetar el derecho universal. “Mi derecho termina hasta donde comienza el otro”. “No haga lo que no quiere que le hagan”. - Trate de ser prudente y tolerante al momento de tratar con otra persona y en especial con su pareja. - Saber que por la parte de la competenci­a, mientras no sea desleal, sino sana y complement­aria, siempre la vida conyugal va a ser más beneficios­a.

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El especialis­ta recomienda visitar a un profesiona­l que pueda ayudar a mejorar el comportami­ento dominante. la autoridad que uno quiere ejercer sobre el otro solo genera problemas entre la pareja y en el hogar

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