Vergüenza nacional
El país nunca antes había sufrido una vergüenza nacional e internacional como la que estamos viviendo en estos momentos, producto del éxodo masivo de miles de compatriotas que se han visto obligados a abandonar el país, pues en su querido pueblo llamado Honduras no encuentran el sustento para siquiera satisfacer sus necesidades básicas y llevar una vida digna. Algún político de esos mentirosos que prometen, pero al final no cumplen con sus compromisos contraídos se inventó un eslogan: “Primero los pobres”, y al igual que él otros han prometido “chamba” a las mayorías; sin embargo, solo son palabras que se las lleva el viento, y tal como leemos y vemos en las noticias a diario se están descubriendo atracos a las arcas públicas que son vitales para el desarrollo social de los pueblos. Escándalos en salud pública, Patronato Nacional de la Infancia, Secretaría de Ganadería, etc. El pueblo hondureño, que es pacífico y noble, ya se hastió de vivir indignamente y este éxodo solo nos refleja que gran parte de la población sufre haciendo realidad aquella expresión que dice: “Cuando los indignos gobiernan, el pueblo gime”. Las campañas publicitarias del Estado son solo un espejismo para ocultar una realidad que está a la vista, la clase política actual y pasada fracasó, no importa su color político, ya que en diferentes Gobiernos han existido abusos de poder y corrupción. Tanto son culpables los de derecha como aquellos que todavía pregonan el socialismo en pleno siglo XXI. La Iglesia debe hacer un llamado no de reflexión, sino de exigencia al Gobierno para que tome decisiones inmediatas que rescaten la credibilidad de nuestro sistema democrático en el que vivimos; pero en el que las grandes mayorías están siendo olvidadas. Este no es momento para politizar un tema de carácter netamente social, este éxodo no solo es la muestra de la desesperanza de un pueblo… también es una vergüenza nacional.