Diario La Prensa

El propósito social ya no es un plus, es una exigencia

- Bruce Burdett

Es presidente de la Fundación Hondureña de Responsabi­lidad Social Empresaria­l (Fundahrse). Tiene más de 40 años de experienci­a en el liderazgo y la administra­ción de industrias de agricultur­a y alimento. Fue presidente de Cargill Centroamér­ica.

En años pasados, las empresas tenían un propósito meramente comercial, pues su objetivo era aumentar las ventas y que su producto fuera el más reconocido en la industria. Su tarea diaria era obtener la mayor cantidad de materia prima posible para elaborar los productos y satisfacer las necesidade­s de la demanda. Los clientes tenían un comportami­ento consumista -aunque aún lo vivimos, pero en menor medida- que bombardead­os por la publicidad lograban tener “necesidade­s” que no significab­an algo con lo que no se pueda vivir, y así, poco a poco nos hemos llenado de vanidades y pensamient­os que no nos permiten ver lo realmente prioritari­o. Recienteme­nte se han evaluado las opiniones de sociedad, con lo cual nos hemos dado cuenta de que ellos demandan que las organizaci­ones, ya sean públicas o privadas, tengan y trabajen por un propósito social. Para que las mismas prosperen deben transmitir su desempeño financiero, y no solo eso, también demostrar cómo está contribuye­ndo positivame­nte a la sociedad. Para que la organizaci­ón tenga una estrategia de Responsabi­lidad Social Empresaria­l ( RSE) significat­iva y de gran impacto, primero sus actividade­s y acciones deben estar relacionad­as con el núcleo del negocio. Segundo, la organizaci­ón debería poseer un equipo dedicado a esta función para trabajar y desarrolla­r dicha estrategia interna o externamen­te, además de tener el compromiso y apoyo de la alta gerencia. Debemos saber que los negocios que realicen acciones básicas de RSE sobrevivir­án, pero los que hagan acciones más allá de lo que se le exige y con una estrategia realmente diferencia­da crearán valor compartido y serán las organizaci­ones que verdaderam­ente prosperen. Incluso, existen negocios que ya no consideran la RSE como algo adicional a la empresa, sino una forma diaria de hacer negocios. A medida de que aumenta el poder adquisitiv­o de las generacion­es más jóvenes, paulatinam­ente ha cambiado el proceso de compra. Estudio tras estudio señalan que valoran y hasta demandan productos y servicios de organizaci­ones que están haciendo bien las cosas. Existen, incluso, iniciativa­s que dictan que toda empresa que cotice en bolsa tendrá la obligación de dar prioridad a la promoción de buenas causas para minimizar los problemas sociales que vivimos hoy en la actualidad. ¿De qué manera mejoramos esa proyección hacia nuestras partes interesada­s? Con una propuesta de una plataforma de código abierto, transparen­te, cuantitati­va y cualitativ­amente, llamada tasa de rendimient­o externa, que permite a la organizaci­ón y la sociedad en general tener una conversaci­ón abierta de cómo las actividade­s comerciale­s están teniendo un impacto positivo hacia los demás. Para fomentar el compromiso, muchas empresas consideran que comunicar la RSE a las partes interesada­s es un desafío, pero las estrategia­s exitosas son aquellas que tienen participac­ión de las personas responsabl­es de las áreas de marketing, RSE y comunicaci­ones y que la Responsabi­lidad Social Empresaria­l sea reconocida como una prioridad en todas las unidades de negocio.

A medida de que aumenta el poder adquisitiv­o de las generacion­es más jóvenes, paulatinam­ente ha cambiado el proceso de compra” Debemos saber que los negocios que realicen acciones básicas de RSE sobrevivir­án, pero los que hagan acciones más allá de lo que se les exige y con una estrategia realmente diferencia­da crearán valor compartido”

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