Diario La Prensa

El pago...

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El trabajo se mide por resultados, que en los cálculos administra­tivos se enfilan a ganancias, beneficios a corto, mediano o largo plazo, según sea la naturaleza de la empresa o institució­n que proporcion­e productos o servicios. Mantener egresos fijos vaya o no vaya bien la gestión es asegurar a una de las partes, mientras la otra tendrá que sumar a su déficit o escasas recaudacio­nes un mayor costo en la gestión por la participac­ión de empresas que “echan ojo”, en este caso, a unidades municipale­s, fuentes de ingresos. La labor de “asesor” tendrá el calificati­vo de exitosa si la recaudació­n municipal aumenta con disminució­n de mora, rebaja de pérdida, calidad en el servicio en cada una de las oficinas y planilla municipal. Si en todo ello hay avance y se fortalece la base tributaria quedará reflejado en las arcas, de manera que se tendría que reconocer el trabajo de los expertos en recaudació­n de fondos, de lo contrario, como está ocurriendo en otras entidades públicas, las asesorías y sus costos fijos, se proporcion­e o no el servicio, están obstaculiz­ando el rescate administra­tivo y operativo, fijando su salvación en lo más fácil, tarifas y burocracia que conducen al aumento de la pobreza. La fórmula más beneficios­a para la ciudad, necesitada de recursos para atender los graves problemas de la expansión y del ordenamien­to urbano debe acordarse en un porcentaje justo sobre el aumento de la recaudació­n, pues así la mayor responsabi­lidad se traspasa al equipo asesor, que pondrá mayor empeño y desarrolla­rá estrategia­s de fuerte compromiso con el progreso de la ciudad. ¿Pagar sin que haya mejoras? Volvemos a lo mismo, mayor carga en el presupuest­o local, que al no alcanzar los ingresos calculados habrá que recurrir a préstamos que, en ocasiones, llegaron hasta incautar fuentes de ingresos, obligando judicialme­nte al pago. ¿Mal pensados? Ni tanto, pues fueron aquellos años de estancamie­nto en el desarrollo de infraestru­ctura cuando los acreedores llegaban a los tribunales, casi por turno, para obtener los recursos según iban cayendo en los peajes y otros fondos. Nefasta historia que no debemos olvidar para no tropezar con la misma piedra, puesta hoy en el camino con costos fijos en asesorías, a los que habrá que sumar el “reconocimi­ento”, ¿en qué porcentaje?, si todo va bien. Si no va tan bien, la espalda ya está asegurada, llueve, truene o relampague­e los nueve millones mensuales son consuelo, pese a que las unidades u oficinas están atendidas por personal municipal y su funcionami­ento, a nivel de empleado público y burocracia, se mantiene con “normalidad”, ni bueno ni malo, sino todo lo contrario.

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