El vaso que rebalsó
El vaso se fue llenando poco a poco, por años. Muchos advirtieron que rebalsaría, pero no fue sino hasta que desbordó incontrolable mente que llamó la atención de todos. Así, gráficamente, podemos definir la crisis migratoria d eh ondureñ osen busca de una vida más digna. La realidad golpeó fuertemente la opinión pública, porque nunca habíamos visto reunidos en una caravana a miles de personas yéndose del país. La diferencia entre los miles que se fueron antes y los de esta vez, es la relevancia mediática al tratar sede un hecho sin precedentes en esta tierra. Las noticias han puesto en evidencia lo que tiene muchos años de estar gestándose en Honduras: la crisis socio económica de la nación, convertida en una muchedumbre en caravana haciaelnorte. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, ya había advertido en 2016 de un incremento del desplazamiento de centro americanos, de manera especial del Triángulo Norte de esta región,-Guatemala, ElSalvadory Honduras-forzados principalmente porlaviolencia. Unincrementodel58% desolicitantes de asilo y refugiados procedentes del TriánguloNorte, entre2016y2017, y 16vecesmásqueen2011, yaeraseñal suficiente de alarma. El incremento de las remesas, como fuentededivisas, hallamadomásla atencióndemuchos, quelatragedia de quienes emigran de manera ir regular como un escape del acompleja realidad que les agobia. La caravana, aunque ahora habría que hablar en plural, solamente puso el dedo sobre la llaga evidenciando ante el mundo entero la ineficacia años a del Estado para atender los principales asuntos de su total incumbencia. ¿Qué influyó para que se derramar a el vaso? Sin lugar a dudas la indiferencia y la in capacidad para generar soluciones integrales para una crisis multidimensional, nosolamentepor parte del Gobierno de turno, sino demuchosmás, asícomodeuna sociedad acostumbrada a volver la vista hacia otro lado cuando las cosas nomarchanbien. ParaelGobierno actual ha quedado de manifiesto que no basta un buen discurso para cambiarla percepción de la población: hacen falta soluciones concretas, no hechas a contra tiempo, sino con la planificación suficiente que permita resultados contundentes. También ha evidencia do la profunda necesidad de la apertura al diálogo interno para tratar no solamente asuntos de índole político-electoral, sino de manera especial los temas que nos han llevado ala crisis que hoy tenemos: el estado de derecho, la lucha contra la corrupción y la impunidad, así como una política exterior destinada a dos asuntos prioritarios para el país, como los derechos humanos delos mi grant es y la cooperación internacional para el desarrollo. Estáclaro, también, queelescenario plantea al mandatario la necesidad de re adecuar posiciones claves en su gobierno, de cara a los desafíos que enfrenta el país. Los asuntos migratorios, como tema clave, no pueden dejarse en manos de aprendices. En la cancillería de la república hay profesionales capacitados que pueden desempeñarla titularidad de esa área con mejores resultados que los actuales, de murales y frases lindas. Para dialogarse requiere de una dosis de humildad para aceptar que ningún actor de la vida nacional, por sí solo, es dueño de la verdad absoluta, mucho menos de las soluciones. Se requiere dejar aun lado esa plática de sordos a la que estamos acostumbrados, en la que parece preocupar más la aceptación y la popularidad de quienes participan, que mejorar la calidad de vida de un pueblo que ya no da para más. Ojalá algún día el pueblo deje de ser un pretexto para todos, para convertirse en un motivo real por el que luchar. Ojalá algún día, haciendo propias las palabras del escritor uruguayo M ario Ben ed et ti“en mi paísl agente viva feliz, aunque no tenga permiso ”.
“Paradialogarse requieredeuna dosisdehumildad ydejaraunlado laPláticade sordos”