MP pide a EEUU asistencia en caso del “zar antidrogas”
La solicitud es para obtener elementos sobre lo declarado por el Cachiro en la Corte para unir piezas que lleven hacia los autores materiales e intelectuales del crimen
TEGUCIGALPA. El Ministerio Público ha solicitado asistencia judicial a Estados Unidos para dar seguimiento a las declaraciones que ante un juez de la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York brindó Devis Leonel Rivera Maradiaga por el asesinato en 2009 del jefe antidrogas Julián Arístides González, reveló un alto funcionario de esa dependencia. “El testimonio del Cachiro es clave porque revela quiénes planificaron su muerte, quiénes lo ejecutaron y cuánto recibieron por cometer el crimen. Solicitar la nueva información ayudará a continuar con las líneas de investigación que ya tenemos en el caso”, dijo la fuente. Con la acción de la Fiscalía se espera tener mayores elementos, con datos más allá de lo declarado por Devis Leonel en la Corte. Con los datos que proporcionen las autoridades estadounidenses, Honduras cruzará información fidedigna con la cual documentará el caso para preparar los requerimientos fiscales contra los que resulten implicados, sea como autores materiales o intelectuales. En diciembre de 2009 iniciaron las investigaciones en torno al crimen; sin embargo, nunca se dieron datos oficiales de los avances o capturas, pese a que circuló información que develaba que un
grupo de cabecillas del narcotráfico ordenó su muerte por las actuaciones que Gonzáles ejecutó contra las estructuras criminales.
Puntos claves. El punto de partida que la Fiscalía tiene es la planificación que en agosto de 2009 llevaron a cabo 10 líderes de carteles del narcotráfico en el país para eliminar a quien consideraban que obstaculizaba sus operaciones y que pese a intentos de “sobornarlo” nunca lograron que Julián Arístides González flaqueara. Para ejecutar el plan, el mismo Cachiro confesó que utilizaron a elementos de la Policía Nacional para apartar del camino al hombre que les destruía las pistas clandestinas y decomisaba las cargas de droga que desplazaban de Honduras rumbo a Guatemala. González, quien desde 2003 habíatomadolasriendasdela Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN), estaba claro que la batalla era dura, pero que iba con todo para detener el operar de los narcotraficantes, sobre todo la lluvia de avionetas que el año de su asesinato surcaban los cielos hondureños cargadas de droga. Pero la operación que le puso precio a la cabeza del zar antidrogas fue la que ejecutó en La Mosquitia hondureña, cuando debía interceptar una carga que iba dirigida al cartel del Atlántico. Esa operación selló la muerte de Julián Arístides. La penetración de las estructuras criminales era evidente en Honduras, y así lo dijo González en una de sus participaciones con los medios: “Hemos visto casos que hasta los funcionarios o empleados de los mismos aeropuertos aparecen involucrados en actos de narcotráfico”. González nunca anduvo con medias tintas, sus mensajes cada vez fueron más molestos para los narcos, quienes según Devis Leonel Maradiaga planificaron su muerte.
10 narcos planificaron interferir en sus operaciones, le pusieron precio a su cabeza, y desde agosto de 2009 lo tuvieron en la mira hasta que lo mataron el 8 de diciembre.
9 años después de su muerte sigue en la impunidad el caso. Las exigencias de justicia no han tenido eco, y con la asistencia judicial de la Fiscalía resurgen esperanzas de justicia