Violento, mentiroso y hasta metódico, así es Cachopo
El diario El Español reveló el perfil de César Román, un hombre metido en incontables problemas
ZARAGOZA. César Román Viruete, el Rey del cachopo, el hombre acusado de matar y descuartizara l ah on dureñaHeidiPaz, siempre estaba pendiente del reloj, era un hombre puntual y metódico, da a conocer un reportaje de Marta Espartero, en el Diario El Español. La nota indica que daba igual que se encontrara en Madrid, donde había montado un imperio empresarial repleto de sombras en torno a este plato asturiano, o en Zaragoza, fugado con una identidad falsa. Mentiroso y compulsivo, era uno de los pocos rasgos que conservaba de su anterior piel, de la que tantas veces se había mudado. También, su sonrisa sardónica. El hombre que había popularizado el cachopo en Madrid, antiguo miembro de Falange, expulsado de los cuatro partidos políticos en los que ha militado y condenado varias veces por impagos, vivía en la capital aragonesa desde finales de agosto, según reveló El Español. Decía ser Rafael Ruj ano Contr eras, natural de M ar acaibo (Venezuela) -una identidad usurpada. Él prefería que todos le llamaran Txiqui. Apenas mide 1.52 metros. Tenía mucho tiempo escondido de las autoridades y trabajaba en el bar Gerardo, un clásico y un referente culinario en el barrio de Delicias. Nadie sabe bien qué datos de él son verdad y cuántos eran invención de Román. Se presentó en el Gerardo esgrimiendo un currículum que sus jefes pronto desmontaron: afirmaba haber estudiado en el Basque Culinary Center y haber sido discípulo de Juan Mari Arzak, el mítico chef donostiarra. “Tenía muchos aires de grandeza”, reconoceRaquel, la dueña del restaurante donde lo atraparon. Cuando la Policía llegó a atraparlo no se resistió. “Sí, soy yo el que buscan”. Se despidió de sus jefes. Les agarró de las manos y les dijo: “Muchas gracias por todo”. También mintió en su dirección, afirmó que vivía en un piso compartido, pero en realidad residía en calle Portugal. La vida del fugado Román en la capital de Aragón era simple. “Iba siempre solo, vestido igual, hablando únicamente de cocina”, manifiestan al diario El Español los vecinos de la zona.