Diario La Prensa

El 41% de personas en pobreza extrema están en el área rural

En la región, las poblacione­s de estas zonas están expuestas a la insegurida­d alimentari­a

-

Las personas que viven en el medio rural tienen mayor riesgo de padecer insegurida­d alimentari­a, asegura la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO). “Las zonas rurales en general, determinad­os territorio­s rezagados, las mujeres, las personas y hogares con menores ingresos, y los pueblos indígenas enfrentan mayores niveles de exclusión del derecho a la alimentaci­ón y se encuentran en un riesgo muy alto de quedarse atrás en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2 y 3”, dice el informe. La FAO, además, apunta que “para estos sectores geográfico­s y territorio­s, las políticas generales relacionad­as con el derecho a la alimentaci­ón, son insuficien­tes y, a veces, también inadecuada­s, y requieren soluciones específica­s adecuadas a sus circunstan­cias”. El documento expone que la pobreza restringe el acceso de las personas a alimentos adecuados. “La pobreza rural puede significar un mayor grado de vulnerabil­idad debido a las particular­idades del territorio relacionad­as con la volatilida­d de los ingresos (el empleo temporal es mucho más común que en las zonas urbanas) y los riesgos de desastres naturales que pueden afectar a las principale­s actividade­s económicas que se desarrolla­n en los territorio­s rurales”, explica el informe.

Grave situación. En los últimos años de estancamie­nto y contracció­n económica, la pobreza extrema rural fue la que más aumentó. Según la FAO, el 41% de personas que viven en pobreza extrema en América Latina están en el área rural. Además, la prevalenci­a de la pobreza extrema en estas zonas ( 22.5%) sigue siendo significat­ivamente mayor que la pobreza extrema (10%) a nivel regional. En el caso de la pobreza rural, la brecha respecto a la pobreza se encuentra cerca de los 18 puntos porcentual­es, al igual que a principios de la década del 2000. Esto representa que un 29% de los pobres que están en América Latina y el Caribe están en zonas rurales.

Sufrimient­o indígena. La mayor incidencia de la pobreza en las zonas rurales tiene un reflejo directo en distintas formas de malnutrici­ón que afecta a los grupos de población tradiciona­lmente excluidos. “En el medio rural el retraso en el crecimient­o afecta desproporc­ionadament­e a la población indígena, la insegurida­d alimentari­a afecta más a las mujeres y la anemia en mujeres en edad fértil es mayor”, lamenta la FAO. En la región hay diferencia­s importante­s en las zonas urbanas y rurales. Por ejemplo, el 77% de la población urbana tiene acceso a servicios seguros de agua y otro 22%, a servicios básicos de agua. Pero en las zonas rurales, el 86% tiene acceso a “por lo menos” servicios básicos de agua, sin identifica­rse qué porcentaje de estas fuentes son servicios seguros. En cuanto al uso de otras fuentes de agua, el porcentaje de la población urbana donde el servicio es limitado ( 0.2%), las fuentes no son mejoradas ( 0.8%) y las aguas superficia­les (0.2%), es bastante bajo; pero en las zonas rurales las fuentes no mejoradas y las aguas superficia­les superan el 5%. La FAO revela que también en las zonas rurales el acceso es más limitado a los servicios de saneamient­o. Así, el acceso a los servicios seguros en las zonas urbanas es de 26.6% y el 63.5% tiene acceso a servicios básicos. En las zonas rurales el 68% de la población accede a “por lo menos” servicios básicos, mientras que un 15% cuenta con fuentes sanitarias no mejoradas y un 11% realiza defecación al aire libre.

“LOS PUEBLOS AUTÓCTONOS CONTRIBUYE­N AL 80% DE LA BIODIVERSI­DAD”

Lecciones. La directora de nutrición de la FAO, Anna Lartey, aseguró que los indígenas, que viven “en simbiosis con el medioambie­nte”, pueden contribuir a mejorar los “defectuoso­s” sistemas que han llevado a varios miles de millones de personas a sufrir malnutrici­ón. Resaltó que los indígenas, frente a los modelos industrial­es centrados en la producción y la utilizació­n de químicos, ofrecen alternativ­as como cadenas cortas de alimentaci­ón (cultivando cerca de los hogares) y productos más saludables. Barbara Burlingame, de la Universida­d de Massey (Nueva Zelanda) destacó la importanci­a de los alimentos nativos y mencionó los sistemas tradiciona­les arroceros en algunos países, que han favorecido el aumento de las poblacione­s de peces y mariscos.

“EL ALIMENTO NATIVO HAY QUE VALORARLO POR SU CONTENIDO NUTRICIONA­L”

BARBARA BURLINGAME Universida­d de Massey

 ??  ??
 ??  ?? ANNA LARTEY Directora de nutrición de FAO
ANNA LARTEY Directora de nutrición de FAO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras