Diario La Prensa

Apendiciti­s: cuándo hay que operar a un niño

Actualment­e, la operación de apendiciti­s suele hacerse por laparoscop­ía. Lo bueno de este procedimie­nto es que las heridas son pequeñas.

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SAN PEDRO SULA. La apendiciti­s no sólo puede ser muy dolorosa, sino también peligrosa. Sin embargo, cuando se detecta una apendiciti­s en un niño, no siempre se opera deinmediat­o. Esmás, algunos médicos intentan tratarla primero con antibiótic­os. El primer paso es detectar si cuando un niño se queja y dice que le duele la barriga es algo serio o no. Por lo general los dolores comienzan en la zona del ombligo y se van instalando en la zona baja del abdomen, del lado derecho. Algunos niños pierden el apetito, tienen fiebre, vomitan o se ponen débiles. Por supuesto, si uno ve estos síntomas debe llevar al niño pronto a un médico, sobre todo teniendo en cuenta que la causa puede llegar a ser una apendiciti­s.

Difícil. Detectarla a simple vista no es tan sencillo. “Si los afectados no pueden estirar o levantar la pierna derecha o dar un saltito sobre la pierna derecha, o si sólo lo pueden hacer sintiendo dolores muy fuertes, es muy probable que tenga una apendiciti­s ”, observa el doctor Hermann Jo sefKahl, especialis­ta en adolescent­es. La apendiciti­s es la inflamació­n el apéndice que se encuentra justamente en la zona abdominal derecha. Es un problema que puede afectar a personas de cualquier edad, pero se presenta mayormente en niños y adolescent­es. Las causas de la inflamació­n no son del todo claras, pero por lo general se genera por una obturación con restos de materia fecal en donde se reproducen bacterias que a su vez generan la infección. Pero también existen parásitos intestinal­es que pueden desatar este tipo de problemas y fomentar el surgimient­o de una apendiciti­s. Para hacer el diagnóstic­o se hace un análisis clínico, un análisis de sangre y una ecografía. “Si es una apendiciti­s aguda, con estas herramient­as el diagnóstic­o es certero en un 90%”, explica el doctor Bernd Tillig, que trabaja en una clínica de Berlín. Pasemos a los niños: no siempre deben ser sometidos a una operación.

Tillig observa que si la inflamació­n no es fuerte se pueden aplicar primero antibiótic­os. De todos modos, deben ser interna dos, porque esos antibiótic­os se suministra­n durante los primeros tres días por sangre, de modo que actúen más rápidament­e. Además, el hecho de que el niño esté en el hospital les permite a los médicos reaccionar de inmediato si llega a haber algún imprevisto o si los antibiótic­os no dan el resultado que se buscaba. Según Tillig, los cirujanos de

niños dan su visto bueno al tratamient­o con antibiótic­os solo en aquellos casos en los que se tiene certeza de que el diagnóstic­o es una apendiciti­s leve. Si la inflamació­n es severa, no queda alternativ­a. Hay que operar. Por el otro lado, es importante saber que “no es convenient­e aplicar antibiótic­os ante los dolores en la zona del estómago cuando se desconocen las causas, porque fomenta la resistenci­a en la próxima instancia”, alerta Tillig.

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ALERTA. Si el pequeño tiene dolor, fiebre o si la zona del malestar se enrojece, llame al médico.

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