El fondo...
No pueden crearse nuevas partidas, advierte la ministra de Finanzas a los diputados, que en su interior y en los corrillos de partido casi se habrán carcajeado recordando lo que desde la misma secretaría de Estado les recordaban, ellos están para legislar y no para administrar. Cuando se inicie el debate de las cuentas se abrirá silenciosamente la puerta, de manera que nos enteraremos cómo el poder político, el Legislativo, supuestamente más ligado al pueblo por su origen, habrá identificado recursos que desde su calificativo social desviará hacia el ajetreo electoral. La historia del uso de los millones del fondo departamental se ha escrito ya, pero hay un gran esfuerzo revisionista para hallar hasta los centavos, lo que causó más que revuelo cuando se iniciaron las indagaciones y hubo plena identificación de irregularidades. Tal fue el susto, porque va en camino a ello, que la honorabilidad de la Cámara exigió borrón, desviarlo hacia un aumento salarial y así eliminarlo, sin cuenta nueva porque “gallina que como huevos...”; bien se conocen entre ellos. Como siempre hay espacio para sorpresas: hace dos semanas renació el fondo, eso sí con nuevo apellido, para que no se confunda con su hermano, social, lo cual alimenta las suspicacias, pues como con los recursos anteriores la transparencia y la rendición de cuentas son las grandes ausentes y las fuentes de impunidad. La reactivación del fondo al que nos referimos recientemente como “sin fondos” debe atraer la atención permanente, pues las consideraciones sobre la reforma de la ley pueden ser detalladas y con mucho sentimiento elaboradas, pero a la hora de la hora los recursos “destinados a programas, proyectos y cualquier ayuda social que impacten positivamente en las condiciones de vida de los habitantes...” no rozan la finalidad señalada. El uso de los millones desde que se inició su repartición es la gran incógnita, pues no hay rendición de cuentas y menos un finiquito para respaldar la utilización de los fondos discrecionales en la ejecución de obras y ayudas a los sectores más vulnerables, de los que se espera el agradecimiento el último domingo de noviembre y el reiterado ejercicio de elevar el sombrero que, como dice la sabiduría popular, es ajeno, pero queda bien para saludar. El reglamento, en camino ya, es evidencia de que el fondo con identificación maquillada viene, aunque desde el mismo Gobierno se les recuerde a los diputados que su labor es legislar, no administrar, pero si ellos legislan que pueden administrar ¿quién se los puede impedir?