Carta a los graduandos
Hoy es un día muy especial, el cual será recordado por muchos de ustedes con nostalgia, se les dibujarán sonrisas en sus rostros, se asomarán lágrimas a sus ojos, pues querrán retroceder el tiempo para pasar nuevamente esos momentos únicos e irrepetibles. Los docentes nos sentimos complacidos de haberlos tenido como alumnos. Aprendimos a convivir con cada uno de ustedes, cumplimos con transmitirles nuestro conocimiento, otras veces nos convertimos en sus confidentes, estuvimos ahí cuando las circunstancias se tornaban difíciles en sus vidas. Tengan la plena confianza de que en todo lo que hicimos en el aula de clases nuestro objetivo fue formar en ustedes ese deseo de ir mejorando cada día. Ahora les exhortamos sobre el camino que escojan, sean siempre personas de bien, con carácter para decir no a los malos ofrecimientos que puedan hacerte, a tener la sabiduría de alejarte de las malas compañías, ser agradecidos hacia todos aquellos que te han ayudado, a que procures siempre practicar los valores morales, a tratar de superarte a través del estudio, a que busques a Jesús en tus oraciones siempre al final del día y recuerda honrar a tus padres con tus acciones para que te vaya bien en todo lo que emprendas. Respeta las etapas de la vida, ahora eres un joven adolescente y vívela como tal, este es el tiempo para que estudies e irte formando académicamente. Una vez que logres superar esa etapa vendrá el momento en que te toque trabajar y ya puedas ofrecer una vida digna a los hijos. Este momento es la culminación de una etapa de sus vidas que nunca olvidarán y también es el comienzo de otra donde irás descubriendo nuevas cosas del área de estudio que escojas. Compartiré un pensamiento con ustedes y reflexionen sobre ello: “Si no persigues lo que quieres, nunca lo tendrás. Si no vas hacia delante, siempre estarás en el mismo lugar”. Las cosas buenas son difíciles de lograr, esfuérzate siempre y recuerda en ser una persona de bien. Dios los bendiga.