Bolsonaro enfrenta crisis por corrupción
Publican que el partido del presidente creó falsos candidatos para desviar fondos durante la campaña
RÍO DE JANEIRO. El escándalo político por presunta corrupción en el partido del presidente Jair Bolsonaro adquiere aires de culebrón e instala una crisis dentro del palacio del Planalto, la sede de la presidencia. En la historia aparecen acusaciones cruzadas entre un alto funcionario y Carlos Bolsonaro, el hijo del presidente, desmentidas a través de la prensa y chats privados con un audio del propio mandatario filtrado en las redes sociales. El trasfondo es un supuesto hecho de corrupción: el Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro habría desviado fondos públicos electorales mediante candidatos “falsos”, registrados apenas para captar recursos durante la campaña de 2018. Según publicó el diario Folha de Sao Paulo, el PSL tuvo en Pernambuco una candidata, María de Lourdes Paixao, que recibió cuatro días antes de los comicios 130,000 dólares provenientes de fondos públicos. Paixao cosechó apenas 274 votos y no hay evidencia de que haya hecho campaña pese a haber sido la tercera candidata del PSL más beneficiada por el reparto de fondos partidarios. Gustavo Bebbiano, presidente del PSL entre enero y octubre de 2018 y responsable por autorizar el giro de esos fondos, es el actual Secretario General de Gobierno. Bebbiano, uno de los principales estrategas de la campaña del presidente, dijo desconocer el caso y negó que vaya a renunciar a su cargo. Para intentar enfriar la crisis y blindarse, a comienzos de semana Bebbiano aseguró que ya había hablado con Bolsonaro-tres veces en un día- y se había puesto a disposición para esclarecer el episodio. Pero el hijo de Bolsonaro, concejal por Río de Janeiro y sin ningún cargo en el gobierno, plantó la semilla de una crisis mayor. Públicamente llamó “mentiroso” a Bebbiano, negó cualquier contacto entre el funcionario y su padre y publicó en Twitter un audio de WhatsApp que Bolsonaro le habría enviado a Bebbiano explicándole que aún no podía hablar. El escándalo de posible corrupción, amplificado por el cortocircuito entre la familia presidencial y uno de los principales funcionarios,