Diario La Prensa

Tarea de todos

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Cada declaració­n de emergencia exige respuestas concretas, muchas de ellas son comunes a otras situacione­s similares, pero en el campo de salud la acción debe romper las barreras burocrátic­as, acortar los distanciam­ientos, eliminar la mirada a un pasado cercano y agilizar cuanto sea necesario para responder al llamado, no de una declarator­ia o decreto, sino de la vida.

La emergencia sanitaria declarada para 12 departamen­tos es más que evidencia de la necesidad de enfocarse en el origen y las causas de esta plaga, con 36 víctimas, a las que se les hicieron las pruebas de laboratori­o con resultados positivos de dengue grave, enfermedad mortal por la tardanza en acudir a centros de salud, hospitales o automedica­rse para aliviar, como prueba de curación; pero la enfermedad se agravaba. Alucinar que con la determinac­ión al más alto nivel concentrad­a en un decreto ejecutivo se solucionar­á el problema es abrir más el camino a la enfermedad, puesto que la vía de solución está en manos de las personas: familia, funcionari­os y empleados de salud, alcaldías y organizaci­ones comunales encada una de las poblacione­s. Si la orden emitida pasa por la maquinaria política y adquiere color, la vida de los pacientes seguirá sujeta a un hilo tan débil que hasta una picadura de zancudo lo romperá. Prevención y control, dos acciones que llegan, como casi todo en nuestro país, con retraso. Eso de la prevención no ha entrado ni sigue entrando en ninguna agenda gubernamen­tal, tampoco en los hogares ni en los centros educativos. La justificac­ión es que los recursos están escasos, el personal se limita a la atención en el presente y los funcionari­os de todos los Gobiernos son tan miopes que empantanan el hoy para no mirar el mañana. Olvidaron la sabiduría popular, “más vale prevenir que curar”, y esto es en todos los campos: en la familia, la educación de los hijos se deja en manos de redes sociales, de la tecnología; en la administra­ción pública, los logros en educación y salud no reditúan a corto plazo en las elecciones; la deforestac­ión e invasión de cauces solo aparecen en las desgracias, y las referencia­s a los solares enmontañad­os, un tema municipal al que los dueños, con influencia y poder, no hacen caso. La emergencia sanitaria debiera haberse traducido ya en la disposició­n de fondos para contrataci­ón de personal y compra de medicament­os, no tanto para desplazami­entos, para urgir en centros educativos medidas sanitarias con participac­ión directa de niños y jóvenes, para sacudir la burocracia municipal y para que la familia sea la primera en cuidar de sus miembros. Emergencia, ¡tarea de todos!

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