Cartas A la dirección

Lo absurdo del IHSS

Posiblemente, la tecnología pueda ayudar a agilizar trámites, a trasladarse con la mente instantáneamente a cualquier lugar del mundo, pero cuando se trata de las oficinas públicas o similares la lentitud y la parsimonia es lo que se receta, y siempre con la misma excusa, ha fallado el sistema, se ha ido la energía, etc., etc. La vecina tiene que echar mano de la paciencia para que no le dé golpe al corazón o una subida de azúcar.

Resulta que una vecina, aquí en el barrio Medina, trabajó alrededor de cuarenta años en el Seguro, desde que funcionaba aquí en el centro, por donde era el DIN. Se retiró el año pasado y ya recibió las prestaciones, bonificación, señala el convenio colectivo, según me explicó ella. Estaba contenta, pues la cantidad fue grande, aunque con el dinero en la mano la mayoría no razona. Esta persona a la que me refiero sí, y lo administra bien, pues ya no tiene trabajo. Lo que le preocupa ahora es que lleva seis o siete meses sin ser derechohabiente; es decir, que después de cuarenta años de trabajar en el Seguro le suspenden la atención hasta que le salga el pago, simbólico, de la jubilación. Y para qué la tecnología, basta poner en el sistema nombre y apellidos y allí aparecen los años en que se pagó la cuota personal y patronal. Lo raro es que el historial ya fue buscado y hallado para el pago de la bonificación, ¿cuál es el atraso? La inútil burocracia, puesto que la patronal fue el Seguro, pagó sus cuotas, y el empleado, quien ahora carece de cobertura hospitalaria después de cuarenta años, vio las deducciones mensuales en su voucher. No sean papos, no se hagan, cuatro décadas y la vecina tiene que acudir a consulta privada por problemas de diabetes y tensión. No digan que va mejorando el IHSS cuando se estanca en algo tan sencillo.