Diario La Prensa

Prisa histórica y cultura política

- Víctor Meza CASATGU@CEDOH.ORG

Somos un país lento y, también, paradójica­mente, apresurado. Siempre, o casi siempre, llegamos tarde a las citas con la historia… y nos marchamos antes que los demás. Últimos en llegar, primeros en irnos. La experienci­a de las reformas a lo largo de nuestra historia así lo demuestran.

En política, no digamos. Siempre estamos enfrascado­s en disputas, proyectos, iniciativa­s y discusione­s interminab­les. El mismo día en que toma posesión el nuevo gobernante ya suenan y se barajan los nombres de los que aspiran a sustituirl­o. La actividad política se convierte en un quehacer permanente, un ciclo que nunca se cierra, una espiral constante, al derecho y al revés; casi es una enfermiza obsesión demencial, somos incorregib­les.

A las pruebas me remito. Ya en este momento, más de dos años antes de las elecciones generales, almenossei­smovimient­osofaccion­espolítica­shan surgido plenamente o a medias al interior del partido de gobierno, que no gobernante. Cada una con su precandida­to definido y con sus propuestas apenas esbozadas, cada quien con su ambición a cuestas y sus ilusiones a medias, cada uno con sus intereses propios y sus patrones elitistas ya definidos. Todos a una, como en Fuenteovej­una…

En la medida en que el liderazgo central se fracciona y debilita se fortalecen los cacicazgos regionales y se promueven con descaro los líderes menores o mayores que aspiran a ocupar la silla presidenci­al en Casa de Gobierno. Cada precandida­to funda su tienda política y, por lo general, la identifica con su propio apellido. Así surgen el Alvarismo, el Olivismo, el Chavismo (¡Válgame Dios!), como si fueran corrientes filosófica­s, fuentes doctrinari­as de las que emanan ciencia y conocimien­to perennes. Especiedes­abiosdelaa­ntiguagrec­iaqueconce­denel honor de su apellido para identifica­r el movimiento político que los promueve, generosida­d de bobos.

Y esta costumbre, ridícula y provincian­a costumbre, no es patrimonio solo del partido que se cree gobernante. En la oposición también surgen y proliferan los “ismos”, como si fueran hongos después de la lluvia.

Los extranjero­s, que no conocen al país pero que pretenden – abusivos ellos – interpreta­r sus corrientes íntimas, confunden la proliferac­ión de “ismos” con abundancia de cultura política, pluralidad doctrinari­a o diversidad ideológica. ¡Qué equivocado­s están!

Es precisamen­te al revés. La abundancia de “ismos” solo refleja la pobreza doctrinari­a, la escasez de pensamient­o propio, el déficit de ideas novedosas que caracteriz­a el escenario político criollo. Ante la falta de pensamient­o crítico y, por lo mismo, de propuestas originales, los líderes y caciques del patio se refugian en el prestigio, real o imaginado, de su propio apellido, concediend­o el beneficio de su nombre a movimiento­s políticos, que no son más que agrupacion­es de amigos y simpatizan­tes ambiciosos que buscan un paraguas apropiado para pasar la tormenta electoral y colocarse en un sitio afortunado en el presupuest­o del nuevo Gobierno.

Y si no es así, preguntémo­nos: ¿cuáles son los fundamento­s ideológico­s del Olivismo criollo o del Alvarismo local? ¿Cuáles son sus ideas básicas, su pensamient­o esencial, sus premisas claves para interpreta­r la realidad histórica de estas honduras, cada vez más profundas y siempre muy peligrosas? Y no hablemos de los ejes filosófico­s del Asfurismo, esa secta dedicada a construir puentes que conducen hacia la nada y a derribar árboles centenario­s que “dan fe de lo infinito y de lo eterno” en la ciudad capital…? Y ¿qué decir del llamado “chavismo capitalino”, ese nuevo movimiento político que le ha puesto la nota cómica, casi de sainete, a la ya atribulada y laberíntic­a vida interna del Partido Nacional?

La oposición, la falsa y la real, no se queda atrás. Desde una predicador­a evangélica que añora el becerro de oro de sus diezmos, hasta un general sin batallas que habla en nombre de la ley que nunca respetó, pasando por algunos nostálgico­s del poder que creen que la coyuntura local es la antesala de la Revolución rusa de octubre de 1917, todos, en amalgama variopinta, sueñan con el Gobierno y se imaginan investidos de la magia y parafernal­ia del poder político.

¡Ah, desgracia la de estas honduras! ¡Qué habremos hecho para tener que soportar a una casta de políticos miserables e ignorantes que se creen predestina­dos para hacer y deshacer la inocente vida de tantos ciudadanos y habitantes, a veces tan impotentes y a veces tan combatient­es…!

“abundancia de ‘ismos’ refleja la pobreza doctrinal que caracteriz­a el escenario político criollo”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras