Más de 400,000 menores trabajan en el país
Una gran cantidad de niños laboran en actividades informales, siendo el sector donde más se vulneran sus derechos
“Es un flagelo que no permite romper El círculo de la pobreza En las familias”
“Hay una población grande que no Está continuando su Educación”
SAN PEDRO SULA. La necesidad de llevar ingresos a sus hogares obligan a miles de niños hondureños a abandonar los centros de estudios y trabajar en diferentes rubros.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo infantil como: “Todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. En Honduras hay 404,462 menores entre 5 y 17 años que laboran, de acuerdo a los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). El 50.5% de los menores trabaja en actividades agrícolas, el 20.1% en el comercio formal e informal; 10.6% en la industria manufacturera, el 3% trabaja en la construcción.
El resto se desempeña en actividades informales como limpiando vidrios de carros bajo los semáforos, en autolavados, vendiendo dulces en las calles, también se ven menores laborando en el sector transporte, algunos realizan piruetas para recibir limosna y otros son usados para la mendicidad forzada. En las principales ciudades del país se observan muchos menores que trabajan en esas actividades, siendo donde más se vulneran sus derechos; sin embargo, ninguna organización lleva un registro de cuántos son los niños en esa condición. Ese es el caso de Michel Villalobos, una niña de 15 años quien todos los días recorre las principales calles de San Pedro Sula con un limpiaparabrisas y una botella para ganar algo de dinero.
La menor trabaja en las calles desde los 7 años; la pobreza y la muerte de su madre la obligaron a salirse de la escuela y trabajar como limpiavidrios.
Ella comentó a LA PRENSA que tiene tres hermanos, quienes también trabajaron en las calles por mucho tiempo, hace más de un año dos de ellos se fueron en una caravana para los Estados Unidos, mientras que su hermano menor dejó el trabajo y ahora estudia y cuida a su abuela. “Mi mamá murió y mi papá nos dejó, la necesidad me obligó a trabajar; me he criado en la calle y ya tengo bastante tiempo de trabajar en varios puntos de la ciudad”, dijo. La joven limpia vidrios desde las 9:00 am hasta las 5:00 pm. “Los cuatro quedamos solos y tuvimos que salir adelante y buscar la forma de subsistir”. Señaló que llegó hasta sexto grado, por lo que le gustaría continuar con sus estudios.
Los años de estudio promedio de los menores que trabajan en Honduras son de 5.9 años, lo que significa que la mayoría no terminan el sexto grado.
En la otra esquina donde trabaja Michel, tres menores esperan que el semáforo cambie a rojo para limpiar los vidrios de los carros, dos de ellos son hermanos. Ariel (de 14 años) y José (de 16), los menores indicaron que el dinero que ganan se lo dan a su mamá, quien es madre soltera y trabaja como cocinera. Ariel llegó hasta el segundo grado, no sabe leer ni escribir; la situación económica es lo que hizo que el niño no continuara los estudios, indicó que le gustaría regresar a la escuela. Desde hace más de un año que ambos trabajan en las calles.
Esfuerzos. Según datos de Visión Mundial, el 54.3% de los hogares de niños que trabajan está conformado por ambos padres, mientras que 16.2% viven con la madre y el 27.6% no son hijos del jefe del hogar y el resto viven solo con el padre.
Las cifras de la organización establecen que en Honduras hay 282,015 hogares donde se da el trabajo infantil, el 73% de esos son pobres con un ingreso menor a 2,600 lempiras al mes. El 87% apenas tiene educación primaria y menos del 1.5% han llegado a la secundaria. Jorge Galeano, director de Vi
sión Mundial, ve con preocupación que la cantidad de casos no está disminuyendo. Explicó que a nivel legislativo se realizan acciones para prevenir que haya más trabajo infantil, no obstante, hace falta más. “Estamos viendo que hay trabajos donde los niños se ven involucrados y que no está regulado, hablamos del sector agrícola que emplea más de la mitad de los niños y niñas”, dijo. “El trabajo infantil lo que hace es perpetuar la pobreza, cuando los menores crecen no tienen las mismas oportunidades de uno que sí estudio”. Visión Mundial tiene un programa de prevención del trabajo infantil en el sector cafetalero, en el que se enfoca en la sensibilización y la promoción de buenas prácticas para la protección de la niñez.
El Comité Técnico para la Erradicación del Trabajo Infantil creó el Protocolo de Derivación que contempla acciones para la protección de la niñez. “El protocolo establece las acciones dependiendo de la situación del menor; si no está estudiando se debe derivar a una escuela para que retome los estudios, si los padres no trabajan establece la inserción a los programas sociales de Gobierno o alguna actividad laboral”, detalló Karla Valladares, representante de Coiproden, red que trabaja en pro de las niñez. Valladares dijo que el protocolo se creó en junio, “lo que falta realmente es la aplicación y que el Gobierno designe una verdadera inversión en niñez que cause un impacto. Las políticas sin presupuesto son solo un documento más”, apuntó.
Migración. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) presentó el informe Migración y Trabajo Infantil Honduras 2019, en el que sugiere que hay una relación directa entre el trabajo infantil en Honduras y la migración de la niñez no acompañada. Los datos establece que el 68.5% de la niñez migrante realizaba trabajo remunerado antes de migrar. Con base a los resultados, la OIM recomienda fortalecer los programas educativos, particularmente de la niñez con 11 años.