Manglares, uno de los bosques más amenazados del planeta
Un cuarto de la cobertura manglar ha desaparecido en las últimas décadas y las amenazas siguen por la tala de la contaminación y el cambio climático
JUTIAPA, ATLÁNTIDA. Los bosques de manglar proveen un sinfín de servicios ambientales que protegen contra huracanes y tormentas, purifican y regulan el flujo del agua, son hábitats de especies endémicas, capturan el dióxido de carbono, previenen la erosión y son refugio para especies migratorias.
Estos ecosistemas típicos de zonas tropicales y subtropicales cubren cientos de millas de los litorales del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) en Belice, Guatemala y Honduras. “Todas las plantas del bosque de manglar se adaptaron en zonas de suelos salinos o inundados por el mar. En Honduras tenemos cuatro especies de manglares: rojo, negro, blanco y botoncillo, que son muy diferentes entre ellos”, explicó David Jaén, director general de Biodiversidad de Miambiente.
Desde el punto de vista biológico, los mangles son uno de los ecosistemas más complejos y más productivos del planeta al ofrecer protección a organismos como algas, esponjas marinas, cangrejos del manglar y camarones, que se albergan entre su intrincada red de raíces. Además, las ramas superiores de los mangles son lugares predilectos de muchas aves costeras para la construcción de sus nidos, y a su vez, sirven como un criadero viviente de varios peces del arrecife coralino.
A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Protección del Ecosistema del Manglar, el pasado 26 de julio, especialistas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente revelaron datos alarmantes: el ecosistema que conforma los manglares es uno de los más amenazados del planeta, debido a que está siendo destruido entre tres y cinco veces más rápido que otros bosques. Tanto así que más de un cuarto de la cobertura manglar originaria ha desaparecido en las últimas décadas y las amenazas seguirán latiendo en la medida que avanza el desarrollo costero, la tala de árboles, la deforestación, la contaminación y el cambio climático.
Según el Banco Mundial, los manglares ocupan 15.2 millones de hectáreas en 123 países, y aunque, con sus entre 60 y 70 especies, representan menos del 1% de los bosques tropicales del mundo (menos del 0.4% de todos los bosques), son vitales. De acuerdo con la FAO, América Latina y el Caribe cuenta con 4.6 millones de hectáreas de manglares, y con dos de los cinco países con mayor extensión de bosques de manglar del mundo: Brasil y
México. La mayoría de los bosques de mangles de la región se encuentra en la costa de los países del Amazonas (solo Brasil tiene el 70% de manglares en esta subregión). En el Caribe, Cuba es el que tiene la mayor cantidad de bosques de mangle.
Recorrido. A 19 kilómetros de La Ceiba está la laguna de Cacao en Jutiapa, Atlántida, joya natural de cuatro kilómetros de largo por dos kilómetros de ancho, más los quineles Seco y Pitungo, y la zona de amortiguamientos. La Comisión Comunitaria de Servicios Ambientales (Cocsa) asumió hace casi ocho años la administración del sitio cuya entrada por persona es de 50 lempiras. Desde entonces, han liderado una serie de proyectos para mejorar las condiciones tanto de la laguna y de la aldea El Cacao.
En este entorno natural, los visitantes verán monos aulladores, monos cara blanca, mapaches, pizotes (coatíes) y tepezcuintles. Asimismo, el avistamiento de gavilanes, polleros, tijeretas, quebrantahuesos, aves de rapiñas, garzas morenas, blancas azul y grulla, pelícanos de mar, tucán, chachalacas, martín pescador común, oropéndola europea y hasta una variedad de reptiles que van desde iguanas, lagartos y serpientes barba amarilla. “El visitante podrá incrementar sus conocimientos sobre la naturaleza, el problema es que muchas veces el turista no ve más allá de alguno que otro animal, árboles y agua, y por eso tenemos que educar a la gente”, refirió Fredy E. Madrid, presidente de Cocsa y quien además ha dedicado la mayor parte de sus casi 73 años a la conservación ambiental en Honduras. La comunidad denunció hace unas semanas a la Unidad Municipal Ambiental (UMA) de Jutiapa tala y quema del bosque de mangle en la laguna de Cacao, que dejó por daño un camino superior al kilómetro de largo entre el humedal, que a su vez amenaza a las especies que lo habitan. Para Madrid, es fundamental que desde la academia, en todos sus niveles, se promuevan esfuerzos para hacer conciencia sobre la protección del medio ambiente, tomando en cuenta que del ser humano deriva los principales impulsores de la pérdida de especies y amenazas con la extensión, tales como la contaminación y la explotación de los recursos naturales.
Pese al panorama desalentador, hay una noticia esperanzadora, y es que durante los últimos años muchos países a nivel mundial han decidido proteger cada vez más los territorios con presencia de bosques de manglares.
Contribución. Para proteger una parte de estos manglares, la ONU creó en 2012 el proyecto Manejo integrado de las zonas costeras y gestión sostenible de los manglares en Guatemala, Honduras y Nicaragua, conocido como Proyecto Manglares.
De forma integral, la iniciativa promueve el desarrollo de estudios de valoración económica de los recursos, elaborando políticas de planificación costeras municipales, y promoviendo investigaciones sobre los impactos de los planes de desarrollo sobre los ecosistemas costeros. A través de ellos se elaboran informaciones y se obtienen datos que pueden concienciar a los tomadores de decisiones y usuarios de los recursos sobre la importancia de los mismos a fin de apoyarles para que adopten un enfoque ecosistémico.
“Si la destrucción de los manglares continúa, además de la gran pérdida biológica, también supondría consecuencias graves para las personas de las zonas costeras que dependen de estos ecosistemas”, indicó Naciones Unidas en una investigación sobre el aporte de estos bosques.
Según estimaciones, Honduras tiene 121,340 hectáreas de área de bosques de mangle, que se extienden por varias regiones del país.