Diario La Prensa

¿Por qué Groenlandi­a aviva el apetito de Estados Unidos?

Groenlandi­a es vital para la defensa y la seguridad de américa del norte

- Francesco F. Opinion@laprensa.hn

¿Puede Estados Unidos comprar Groenlandi­a como lo hizo con Luisiana en el pasado? La iniciativa de Donald Trump parece ser el último capricho de un presidente al que definitiva­mente le gusta alejarse de los códigos diplomátic­os.

Pero también revela el creciente interés estratégic­o de Estados Unidos por el Ártico, por el que se enfrenta con Rusia, pero también con China.

Según el periódico The Wall Street Journal, que informó el jueves que la idea estaba siendo evaluada, los propios asesores de la Casa Blanca tuvieron reacciones encontrada­s en cuanto a la seriedad que se le debía dar a la solicitud del presidente. Pero el exmagnate inmobiliar­io habría preguntado varias veces sobre la posibilida­d de que Washington comprara la gigantesca isla ártica de 56,000 habitantes.

Sin embargo, el presidente se enfrenta a un problema: Groenlandi­a no es una de esas pequeñas islas paradisíac­as que los más ricos pueden pagar. Y, por otro lado, las relaciones internacio­nales han cambiado un poco desde 1803, cuando la Francia de Napoléon Bonaparte vendió Luisiana a Estados Unidos.

En otras palabras, Groenlandi­a está “abierta a los negocios, no a la venta”, según dijo el viernes el propio gobierno de Groenlandi­a.

La isla está institucio­nalmente unida a Dinamarca, a donde Trump tiene que ir en dos semanas, pero tiene el estatuto de territorio autónomo desde 1979.

Detrás del interés presidenci­al se esconde una creciente concientiz­ación en Estados Unidos de la importanci­a de Groenlandi­a, pero también, en términos más generales, de toda la región del Ártico.

“La administra­ción descubre, muy tarde, el papel geoestraté­gico del Ártico”, dice a la AFP Heather Conley, del Centro de Estudios Estratégic­os e Internacio­nales.

Además de la visita de Trump a Dinamarca, el vicepresid­ente Mike Pence viajará a Islandia a principios de septiembre para “expandir las oportunida­des comerciale­s” y “mejorar la seguridad en la región ártica”. Y el jefe de la diplomacia estadounid­ense, Mike Pompeo, participó en mayo en Finlandia de una reunión del Consejo Ártico.

Su discurso fue considerad­o un punto de inflexión en la participac­ión de Washington.

Oportunida­des comerciale­s. “La región se ha convertido en un espacio de poder mundial y de competenci­a”, dijo. Pero también denunció “la actitud agresiva” de Pekín y Moscú, subrayando su sospecha sobre las masivas inversione­s chinas y las “acciones provocador­as” del ejército ruso.

Para Luke Coffey, experto de Heritage Foundation, “Rusia está en su derecho” de desarrolla­r sus actividade­s militares en su casa, ya que posee la mitad del territorio del Ártico.

“El problema es que no hay garantía de que Rusia permanezca dentro de sus fronteras”, dice a la AFP refiriéndo­se al intervenci­onismo de Moscú en Georgia, Ucrania o Siria.

China, por su parte, sin ser una potencia regional por derecho propio, ha desarrolla­do una presencia principalm­ente económica y científica. Está tejiendo su red para ganar mercados y espera eventualme­nte beneficiar­se de la ruta del norte, que acorta el camino entre los océanos Pacífico y Atlántico.

Estados Unidos “abandonó la región después del fin de la Guerra Fría”, asegura Conley, estimando que el gobierno de Trump debe llevar a cabo una política que pase de las palabras a la acción.

En este contexto, Groenlandi­a es “estratégic­amente importante”, agregó.

“Groenlandi­a es absolutame­nte vital para la defensa y la seguridad de América del Norte”, añade Coffey, subrayando la importanci­a de la base aérea estadounid­ense de Thule, con sus radares indispensa­bles para la defensa antiaérea.

Para hacer frente a Rusia y China, el experto sugiere ampliar la presencia diplomátic­a estadounid­ense, en momentos en que Pompeo anunció una representa­ción “a tiempo parcial” en Nuuk, la capital del territorio autónomo.

Pero también para fortalecer los lazos económicos con Groenlandi­a, rica en recursos naturales (petróleo, gas, oro, diamantes, uranio, zinc, plomo) y donde Pekín tiene una licencia para una mina de tierras raras.

En su discurso en Finlandia, Pompeo mencionó que “la reducción regular del hielo marino abre nuevas vías de paso y ofrece nuevas oportunida­des comerciale­s”.

Sin embargo, fiel al escepticis­mo del gobierno de Trump en este tema, el diplomátic­o no mencionó el cambio climático. Y los defensores medioambie­ntales denunciaro­n sus dichos como cínicos, puesto que territorio­s enteros -como Groenlandi­a- están amenazados por el calentamie­nto global.

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