Diario La Prensa

Una vida de lujos que terminó en Támara

A finales de la década de 1980, Rosa de Lobo se graduó como secretaria ejecutiva; en 2010 se convirtió en primera dama de Honduras

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Sépalo La sentencia contra Rosa Elena Bonilla de Lobo es histórica, pues es la primera vez que una ex primera dama es enjuiciada y encontrada culpable.

Rosa Elena Bonilla de Lobo (de 52 años), ex primera dama de Honduras, enfrentará al menos 58 años de cárcel tras ser encontrada culpable por tres delitos de apropiació­n indebida y ocho de fraude en perjuicio del Estado de Honduras.

La vida de lujos de Rosa Elena de Lobo terminó el 28 de febrero de 2018, día en que fue capturada por autoridade­s hondureñas.

“Mi Rosa”, como la llama su esposo Porfirio Lobo Sosa (expresiden­te 2010-2014), se graduó de secretaria ejecutiva en el Instituto Alfa, de Tegucigalp­a. Fue a finales de la década de 1980 cuando obtuvo una plaza laboral como secretaria del director de la desapareci­da Corporació­n Hondureña de Desarrollo Forestal (Cohdefor). El titular de la Cohdefor era Pepe Lobo, con quien contrajo matrimonio en 1992; desde ese entonces se involucró de lleno en la vida política del país, específica­mente con el Partido Nacional. Su esposo fue escalando poco a poco en las institucio­nes gubernamen­tales, hasta que fue presidente del Congreso Nacional (2002-2006) y luego mandatario hondureño de 2010 a 2014.

Todo ese tiempo, Lobo Sosa siempre estuvo acompañado por su “Rosita”, con quien tuvo tres hijos (dos varones y una mujer). Estando al frente del Despacho de la Primera Dama, Rosa Elena de Lobo dirigió varios proyectos sociales como el Programa de Asignación Familia (Praf ) y el Patronato Nacional de la Infancia (Pani) con los que apoyó a escolares con mochilas, uniformes y zapatos. Justo fue un proyecto de zapatos que -según la acusación de la Fiscalía- la llevó a desviar más de 12 millones de lempiras (más de 510,000 dólares) a sus cuentas privadas. El dinero provenía de fondos públicos y del Gobierno de China Taiwán. Sin embargo, llama la atención los bienes y lujos que gozó tras llegar al poder con su esposo.

Según el Ministerio Público y el Consejo Nacional Anticorrup­ción, hubo pagos de cirugías estéticas y joyas, entre otros. Además de su lujosa casa en Santa Lucía, tenía varias propiedade­s en el país y casas en Miami, Estados Unidos.

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PAREJA. Lobo Sosa y Rosa Elena en una foto durante la toma de posesión.

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