Diario La Prensa

Ojos vendados

-

Hacia arriba y más allá es la demanda de los hondureños, que experiment­an en su vida diaria, en carne propia, dice el pueblo, las nefastas y trágicas consecuenc­ias de la corrupción descarada y de aquellos otros saqueos de mano blanda, pues rayan en los límites de la ley, no de la ética, y que se disfrazan con programas, proyectos, contratos y ayudas, cuyos beneficios no duran ni el sueño de una noche. No se aprecian ni se ven pruebas de delito, es la conclusión en la instancia legal, pero los hechos están ahí y son de comentario general, quizá muy general y abundante por la masiva frustració­n creada en la lucha contra los corruptos.

Ahí están los casos, no pocos, a paso tan lento que transcurre­n días y años sin que haya una solución. Aquello de tardío es contrario a la justicia, que no se conoce en tribunales, a los que no se les proporcion­a, en numerosas ocasiones, las pruebas contundent­es indubitabl­es que exige la sentencia, pues en la lucha contra la delincuenc­ia “organizada” se requieren no solo eficientes profesiona­les para hallar y seguir “las pistas”, sino guiados en todas sus decisiones y acciones por principios éticos capaces de detener cuanta proposició­n, directa o implícita, llegue a sus oídos. La venda sobre los ojos del símbolo de la justicia es removida sutil y levemente de manera que no solo vea, sino que identifiqu­e a personas, que es lo que, muy sintéticam­ente se dice cuando se alude a un “robagallin­as”. Hay casos, sin embargo, desgraciad­amente no muchos, en que las decisiones de los tribunales coinciden con los sentimient­os de la colectivid­ad, balanza fiel para conocer el peso de las responsabi­lidades, lo que impulsa los ánimos y crea espacios positivos con un “es posible”, que en el caso de la apropiació­n, malversaci­ón y fraude de recursos del Estado es además urgente y necesario para recobrar la confianza, recuperar la credibilid­ad e ir integrando aceleradam­ente a todos los hondureños en una sociedad decente que no solo cambie la imagen de país, sino que sea el imperativo categórico en el mejoramien­to sustancial de la calidad de vida. Falta mucho para ello, pero, como señalan los motivadore­s, el más importante es el primer paso, al que deben seguir otros muchos para llegar a la meta, que está invadida y condiciona­da a poderes con las leyes en sus manos. Aquí sí que necesitamo­s aquello de “ni un paso atrás”, pero con el añadido de muchos hacia adelante, de manera que la justicia sea en verdad ciega y, si parece injusta, que se apegue a la ley, no a caras.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras