CASTIGANDO AL CEMENTO
En julio de 2015 el Congreso Nacional emitió la Ley de Prevención de la Violencia y Seguridad en los estadios publicada en el Diario Oficial La Gaceta el 29 de octubre y entró en vigencia al día siguiente o sea hace casi 4 años. En aquel momento se nombró una comisión para que reglamentara dicha ley, sin embargo, continuaron las muertes y la violencia en los estadios. Alguien debería ser responsable y ser castigado por los sucesos acontecidos después de que no se aplicó una ley ya antigua y los mismos considerandos y soluciones que se han vuelto a discutir debido a que lamentablemente hubo cuatro asesinatos. Sentimos que al fútbol lo están utilizando para desviar la atención, de otra manera no se explica por qué alrededor del coloso, donde circulan las personas para ingresar por las puertas, no había policías, ya que se encontraban dentro de los cuatro anillos mientras el quinto y sexto anillo de “seguridad” los pusieron bastante alejados del estadio. Es claro que algunos aficionados injustificadamente ingresan con piedras por si se produce algún enfrentamiento, pero resulta que esas “armas” las recogen del frustrado proyecto Trans 450 que está en la mencionada área no vigilada. Inusualmente había militares de la guardia de honor presidencial en el estadio, ya que aparentemente los uniformados no se dan abasto para proteger a tantos funcionarios del Gobierno. Por qué el Motagua utilizó una ruta diferente a la de siempre en la cual tuvo que detenerse. El ataque al bus de los azules ocurrió de día, se ha gastado millones de lempiras en compra de cámaras, pero las mismas no están conectadas a una central de vigilancia, equivale a que se botó el dinero. Castigar la instalación u obligarlos a jugar sin público como determinó Concacaf para sus partidos de vuelta ante Forge y Managua, luego de enviarlos a ambos a San Pedro Sula, no es una solución sino más bien una forma de empobrecer al Olimpia y al Motagua. Honduras tiene gente inteligente que puede planear mejor la seguridad policial y una solución sin castigar el cemento, pero hay que tener presente que vivimos en una sociedad polarizada, empobrecida por la corrupción, enferma y frustrada por falta de oportunidades de trabajo.