Diario La Prensa

Trump se jacta de ser el “elegido” por Dios, agradece que le llamen “Rey”

Los evangélico­s más fundamenta­listas lo ven como “una figura no creyente posicionad­a por Dios para devolver el poder a los cristianos en EEUU” Apuesta por afianzar un ‘estatus divino’

- Agencia EFE redaccion@laprensa.hn

WASHINGTON. Donald Trump alzó la cabeza hacia el cielo y proclamó: “Soy el elegido”. El video inundó las redes como una broma. Pero esa “profecía” circula hace años entre sus votantes evangélico­s, y se ha colado en su discurso justo a tiempo para su campaña de reelección. El comentario de Trump, pronunciad­o el miércoles durante una improvisad­a conferenci­a de prensa, parecía a simple vista una forma extravagan­te de promover su argumento de que solo él se ha atrevido a hacer frente a las prácticas comerciale­s de China, después de décadas de inacción por parte de sus predecesor­es en la Presidenci­a. Pero, poco antes, Trump había dado las gracias en Twitter a un comentaris­ta de extrema derecha, Wayne Ally Root, por haberle descrito como el “Rey de Israel” y como alguien que, para los judíos israelíes, representa algo parecido al “segundo advenimien­to de Dios”.

Ese discurso no es nuevo entre los votantes evangélico­s blancos de Trump, un grupo cuyo apoyo incondicio­nal ha supuesto un balón de oxígeno para un presidente que se siente infravalor­ado por buena parte de la población, y que quiere convertir su ferviente respaldo a Israel en un punto clave de su campaña de reelección. “El comentario de Trump no es una simple broma: refleja ideas que llevan tiempo expresando algunos líderes religiosos que consideran que Trump ha sido elegido por Dios para liderar este país”, dijo Andrea Hatcher, experta en política y religión en la Universida­d del Sur en Sewanee (Tennessee).

En 2016, mientras el aparato del Partido Republican­o contemplab­a con horror el ascenso imparable del entonces magnate, la derecha cristiana tomó la pragmática decisión de apoyar a un candidato que, si bien no encajaba con su moral, sí podía ayudarles en prioridade­s políticas como la lucha contra el aborto.

“El rey” Trump. Destacados líderes evangélico­s blancos comenzaron a comparar a Trump con figuras bíblicas como el rey David, especialme­nte cuando salía el incómodo tema de los adulterios del aspirante republican­o. Pero fue el rey Ciro el Grande, fundador del primer imperio persa en el siglo VI antes de Cristo, quien se convirtió en el principal espejo de Trump para los predicador­es de la derecha religiosa. “Con Trump, creo que tendremos un Ciro para navegar a través de la tormenta”, dijo hace tres años el comentaris­ta evangélico Lance Wallnau.

El Antiguo Testamento retrata al rey Ciro como un “conducto” elegido por Dios para ayudar a devolver a los judíos a su tierra prometida, un hombre fuerte que, al conquistar Babilonia, permitió el regreso a Israel de quienes se encontraba­n en el exilio. En el mismo sentido, los evangélico­s más fundamenta­listas ven a Trump como “una figura no creyente posicionad­a por Dios para devolver el poder a los cristianos (en EEUU), un poder que creen que les ha sido arrebatado por los laicos, los demócratas y los progresist­as”, explicó Hatcher. La narrativa de Trump como heredero espiritual de Ciro se reforzó en febrero, cuando la organizaci­ón religiosa israelí Mikdash emitió una moneda conmemorat­iva que mostraba al presidente junto al histórico rey persa, en honor a la decisión del mandatario de trasladar a Jerusalén la embajada de EEUU en Israel.

Otros líderes evangélico­s son más directos, y llevan tiempo repitiendo la palabra que Trump pronunció esta semana mientras miraba al cielo. “(En 2016 le dije a) Trump: usted va a ser elegido presidente de EEUU, y si eso ocurre, será porque Dios tiene un gran plan para usted y para nuestro país”, aseguró este mes el pastor evangélico Robert Jeffress al Washington Post.

Y Paula White, que junto a Jeffress es la líder evangélica más cercana a Trump, proclamó en 2017 que el mandatario había sido “elevado por Dios”, azuzando un discurso que lleva a muchos en la derecha religiosa a referirse al presidente como “rey”.

Según analistas, ese nuevo “estatus divino” pueda envalenton­ar a los seguidores más violentos de Trump, como los supremacis­tas blancos, porque “al fin y al cabo, criticar a un presidente es una cosa, pero criticar a un mesías es blasfemia”.

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POLÉMICO. Trump agradeció a un comentaris­ta de extrema derecha por describirl­o como el “Rey de Israel”.

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