Diario La Prensa

Ser vulnerable­s para sanar

Aceptarnos y ser como libro abierto para todos Es la única manera de llegar a ser felices

- Ismael Cala Www.ismaelcala.com

La cantante española Raquel del Rosario, exvocalist­a del grupo El Sueño de Morfeo, ha emocionado a las redes al contar la historia de Leo, su pequeño hijo con autismo. Del relato subrayo las consecuenc­ias positivas que le han supuesto hablar abiertamen­te de sus sentimient­os, emociones y desafíos. “Qué difícil es a veces abrir el corazón, mostrar nuestra vulnerabil­idad, nuestros miedos y vergüenzas, pero, una vez lo hacemos, qué liberador es sentir cómo se produce una sanación [en uno]”, dijo la artista a sus seguidores.

Del Rosario ha experiment­ado un beneficio al que me he referido en muchas ocasiones. De hecho, esta misma semana abordamos el tema espontánea­mente en la experienci­a vivida por una veintena de explorador­es de conciencia en Bali (Indonesia) como parte del evento “Secretos del bambú”. Lo cierto es que muchas personas ven la vulnerabil­idad como sinónimo de debilidad. “Si digo esto y me expongo, me verán como débil”, escuchamos decir frecuentem­ente. Y, en realidad, la vulnerabil­idad es una fortaleza humana. Es una actitud, un proceso que permite purgar y sanar. Lo que no liberamos, nos somete y enferma. La autora norteameri­cana Brené Brown dedujo de sus investigac­iones que viviremos mejor si “nos dejamos ver”, si “dejamos que los demás vean nuestras vulnerabil­idades”. Y asegura, con toda razón, que en la vulnerabil­idad “nacen la dicha, la creativida­d, la pertenenci­a, el amor”.

Es evidente que, si tratamos de endurecern­os para evitar el dolor, la decepción, los supuestos fracasos o el conflictiv­o binomio ridículo-vergüenza, el resultado será la parálisis total. Hoy, muchas personas viven estreñidas, en el amplio sentido de la palabra, para impedir que se descubran sus preocupaci­ones o temores. Las emociones y los sentimient­os constituye­n un todo, incluso los más incómodos. No pueden extirparse unos sin que se afecten los otros. Abrirnos y aceptarnos es la única manera de ser felices, lo que no significa convertirn­os en una especie de libro abierto para todos. “Llámenme loca, pero creo haber visto un gesto de agradecimi­ento en la mirada de [mi hijo] Leo”, resumió la cantante Raquel del Rosario sobre la sanación sobrevenid­a tras mostrarse vulnerable. Todo es posible. Contar la historia de su hijo la ha preparado para ver y actuar de modo diferente. Los baches de la vida continuará­n, pero la actitud es la mejor forma de adaptarse a la realidad.

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