La alfombra perfecta
Conoce los efectos de los tonos cálidos y fríos al momento de seleccionar una alfombra decorativa, tanto para las paredes como para el piso.
Cuando el uso es residencial vale la pena detenerse en qué habitación se alfombrará. No es lo mismo el dormitorio de los niños que un pasillo o un comedor. Si su uso será comercial, debe considerar también los diferentes lugares, como pasillos, oficinas (de ejecutivos, de atención al público, etcétera), salas de reuniones, showrooms, lugares cercanos al exterior y otros.
El primer consejo: a mayor intensidad de uso debe elegirse una alfombra más densa, es decir, con mayor cantidad de hilado.
Colores. Habitualmente, los objetos que nos rodean nos impactan a través de la visión, los colores son parte de la belleza de una alfombra y contribuyen a generar un ambiente armónico. Esta armonía puede generar en las personas diferentes estados de ánimo. De ahí, la importancia en la elección del color correcto. Es conveniente que el tono elegido combine con otros elementos del ambiente que se va a alfombrar, por ejemplo: tapizados, cortinas o muebles. Como regla general podríamos clasificar a los colores de la siguiente forma:
Otros usos de las alfombras. Colocadas de pared a pared, las alfombras hacen que un ambiente parezca más amplio.
Colores cálidos. Son los amarillos, anaranjados y rojos, estos dan sensación de tibieza y hacen que los objetos que están en un ambiente parezcan más grandes de lo que son.
Colores fríos. Son los verdes, azules y violetas, estos alejan y achican los objetos y dan sensación de frescura.
Si utiliza más de un color, no olvide que el piso siempre ocupa un gran espacio, por lo tanto el color que elija va a sobresalir ante los demás colores del ambiente. El natural, el beige y el gris (considerados colores neutros) provocan una buena combinación con los matices intensos.