Unos 85,000 viven en los bordos de San Pedro
► La Comisión de Acción Social Menonita monitorea el crecimiento de esa población desde hace diez años ► Pobreza en el interior del país atrae más personas a la ciudad
Alrededor de 22,000 familias, con un promedio de cinco integrantes cada una (110,000 personas), habitarán para 2020 en los asentamientos irregulares de los bordos de San Pedro Sula, cifra que representará cerca del 10% de la población de la Capital Industrial.
Así lo refleja una proyección resultante de un estudio que la Comisión de Acción Social Menonita (CASM) ha realizado en los 16 bordos de San Pedro Sula desde hace una década. Nelson García Lobo, director ejecutivo de la CASM, dijo a LA PRENSA que en 2009 hicieron el primer estudio que reflejó que 3,500 familias vivían en los bordos de los ríos de San Pedro Sula. Al hacer el seguimiento en 2012, ya se habían asentado 7,500 familias, o sea que aumentó un 114%; luego en 2014 se registró la existencia de 12,000 familias. En 2019, en el desarrollo de una actualización de la CASM, se estima que para el otro año habrá 22,000 familias viviendo en los bordos.
Sueño sampedrano. Lobo asegura que en la actualidad la mayoría de personas está llegando en gran parte de Ocotepeque, Santa Bárbara, Lempira, Yoro y Copán, ya que “en el país se ha descuidado tanto el área rural y se ha privilegiado el sector industrial, este descuido en el campo, más los problemas del cambio climático relacionados a los períodos prolongados de sequía, las pérdidas constantes de los campesinos, especialmente de sus cosechas y sus medios de vida, los ha obligado a buscar la salida de sus lugares de origen”.
De esas personas, la gran mayoría opta por migrar hacia el extranjero, pero hay también otro grupo menor que ha estado buscando el “sueño sampedrano”, pues la ciudad es un polo de desarrollo donde se concentran las maquilas, algo que atrae a la población que busca un empleo, a juicio de Lobo.
La desventaja para esta población rural que llega es que no tiene las condiciones educativas ni de formación técnica para poder optar a un puesto en la industria, la cual de por si ya está saturada con la misma población sampedrana. “Esta población, al deshacerse de sus medios de producción en el área rural y llegando al área urbana y sin encontrar opciones de trabajo, entonces comienzan a crear cinturones de pobreza, viviendo en los bordos de los ríos sampedranos”, agregó Lobo.
Fenómeno .La CASM ha registrado algo más alarmante: hay familias sampedranas que al quedar sin empleo y al no tener dinero para pagar una vivienda más digna, se van a vivir a los bordos, es lo que “se conoce sociológicamente como la involución social”. Esta opción extrema les permite “sobrevivir”, pues no tienen que pagar servicios básicos ni alquiler en la mayoría de casos, aunque CASM ha identificado que también hay “bordotenientes”, personas que tienen cuarterías alquiladas a muy bajos costos, situación que incrementará la población de los bordos aceleradamente si no se le pone un freno.
“Cada vez resolver el problema de esta naturaleza se vuelve mucho más complicado, y a juicio de Lo
“el fenómeno de la involución
social ha acrecentado las Poblaciones de los bordos”
“la Poca tenencia de
tierra en la zona rural Provoca que la gente migre”
“ley de vivienda y asentamientos
humanos es vital Para abordar este Problema”
bo, las autoridades locales hacen muy poco por buscar soluciones pues en 2009 la CASM consiguió un terreno de casi 300 manzanas con un costo de alrededor de L8 millones, pero la Municipalidad en ese momento fue incapaz de aportar ese monto y reubicar más de 2,500 familias. El dinero para construir las casas se había conseguido con la Cooperación Sueca, pero esto no se concretó debido a la nula acción de la comuna.
La mayoría de los pobladores en esta zona se dedican a labores de vigilancia, a trabajos de recolección de basura, recolección de ripio y a la venta de verduras. Hay más de 800 familias en los bordos cuya economía gira en torno al trabajo con un caballo. “Yo cuestiono que en la ciudad haya un plan de desarrollo, pero dentro de este no se abarcan las poblaciones que viven en los bordos. Usted ve una planificación en infraestructura de pasos a
desnivel, esto no es malo, pero si se está dando más de 2,500 millones de lempiras al tema de infraestructura, por qué no aportan el 10% para buscar reubicar las familias del bordo”, finalizó.
Modelos ineficaces. Nelson Lagos, demógrafo y sociólogo, docente de la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (Unah-vs), considera que este fenómeno se ha incrementado en las últimas décadas con la aplicación nacional de modelos de desarrollo económico ineficaces, que han tenido impactos negativos.
Esto en el área rural ha repercutido gravemente junto a una mala distribución de tierras, pues
“hay personas en la zona rural que controlan las áreas cultivables como latifundios, entonces la mayoría de familias no tienen tierras para trabajar, además que muchas de las actividades que se realizan en el campo son muy mal pagadas y son temporales, es decir son por cosechas”, dijo el docente, quien también está de acuerdo en que estos al migrar por las malas condiciones, no encuentran trabajo porque no están capacitados para labores técnicas y carecen de un nivel de educación.
Los jefes de estos hogares, carecen de educación sexual, pues aún con el desempleo en la ciudad, guiados por sus “tradiciones”, tienen cuatro hijos o más, aumentando rápidamente la población de los bordos, puntualizó el docente.