Otra jornada violenta por protestas contra ajustes
Los indígenas, que lideran la revuelta contra el gobierno de Lenín Moreno, rechazan el diálogo que les ofreció el mandatario Washington apoya las reformas económicas aplicadas
QUITO. Indígenas se trenzaron en nuevos y cada vez más violentos choques con la fuerzas de seguridad ayer en Quito, en el décimo día de protestas contra los ajustes económicos pactados por el gobierno de Lenín Moreno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Después del llamado de los líderes a radicalizar las acciones tras el fracaso de una tentativa de diálogo, la capital ecuatoriana vivió un rebrote de la violencia que ya deja cinco muertos y casi 2,000 heridos y detenidos, según la Defensoría del Pueblo. Los disturbios se reactivaron en los alrededores de la sede del Legislativo, que había sido asaltada brevemente por los indígenas el martes, y en otro punto céntrico de Quito. Los manifestantes lanzaron piedras y pirotecnia a los uniformados que respondieron con gas lacrimógeno y proyectiles de goma. Vehículos antimotines avanzaron sobre encapuchados que llevaban lanzas y escudos de madera. “¡Asesinos!”, gritaron los indígenas que, según sus testimonios, fueron interceptados cuando pretendían concentrarse en el coliseo Ágora, donde está reunida la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), que lidera la protesta.
Los choques recrudecieron con la llegada a Quito de indígenas de la Amazonía armados con lanzas. “Aquí se están violando los derechos humanos”, dijo enfurecido Marlon Vargas, dirigente de esas comunidades. El mandatario, que ha descartado echar atrás sus medidas, había planteado ayer a los líderes de la Conaie un encuentro directo para “encontrar soluciones”. “El país debe recuperar la calma; que el país sepa que tenemos la voluntad del diálogo, pues aquí está la mía”, dijo en un breve mensaje por radio y televisión. Pero el movimiento indígena rechazó el ofrecimiento. “El diálogo que promulga carece
de credibilidad”, señaló en un comunicado la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), añadiendo que solo conversará con el gobierno “cuando se derogue” el decreto que eliminó los subsidios a los combustibles.
Panorama. La dirigencia aborigen canceló los contactos que a instancias de la ONU y la Iglesia católica pretendían acercar posiciones con el gobierno, en busca de una salida a la crisis. Moreno, que días antes se mostró confiado en un “pronto” arreglo, sigue la crisis desde el puerto de Guayaquil, adonde trasladó la sede de gobierno después de declarar el estado de excepción y enviar las Fuerzas Armadas a contener las protestas. El descontento social con sus reformas económicas sumió en el caos a Quito e interrumpió el transporte de petróleo -la mayor fuente de divisas- por el principal ducto a causa de la ocupación. Washington, a través de un comunicado del secretario de Estado Mike Pompeo, apoyó al presionado gobierno ecuatoriano. “EEUU apoya los esfuerzos del presidente Moreno y del gobierno de Ecuador para institucionalizar las prácticas democráticas y aplicar reformas económicas necesarias”, dijo Pompeo.