Diario La Prensa

Advertenci­a…

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Roma ha hablado, caso terminado” es el adagio clásico de aquellos años en que el dogma y la autoridad iban de la mano en el campo religioso. Ahora es el campo jurídico en el que sobrevive en cierta manera; aunque desde la declarator­ia de culpabilid­ad hasta el anuncio de la pena haya instancias hasta llegar a la suprema de manera que se eviten errores si es que los hubo. En el caso del exdiputado Juan Antonio (Tony) Hernández, el cuerpo legal defensor anuncia recursos, pero el juez ya dio fecha para señalar la pena.

El juicio en Nueva York ha puesto en evidencia mucho de lo que se decía y mucho de lo que se pensaba. Su dimensión, sin embargo, rebasa con creces aquello que en la opinión publica se ha ido almacenand­o con rumor de soto voce, escuchado en los cuatro puntos cardinales del país y, desgraciad­amente, en las institucio­nes del Estado mediante injerencia en decisiones importante­s con millones.

Ahora es oportunida­d de mirar hacia adelante y hacer transparen­te institucio­nes, organismos, iniciativa­s, decisiones en el ámbito público para detectar el rápido e injustific­ado crecimient­o de fortunas, vía tráfico de drogas, que es el tema del día; pero también por el camino de la corrupción, mediante el soborno, la extorsión y la repartició­n de cargos en la administra­ción del Estado. Para muchos, la idea inmediata será la de un “renacer” sobre el que, justificad­amente, hay muchas dudas, por el mayor de los riesgos que llegue lo mismo o parecido.

Pero es a ello hacia donde debemos enfilar los hondureños el esfuerzo común en que tengan protagonis­mo y amplia participac­ión todos, sin mesianismo­s ni redentores, sino personas con amplitud de mira que como primer paso rebajen la confrontac­ión, hagan del diálogo permanente el cauce racional del entendimie­nto, de manera que vayamos recuperand­o, en la diversidad política e ideológica, la paz para así, definitiva­mente, asumir con prioridad, no unas elecciones, cargos públicos o licitacion­es, sino la lucha real, no retórica, contra la pobreza mediante la creación de empleo, la inclusión de sectores relegados, la modernizac­ión de la educación, mejoramien­to en el sistema de salud y rescate de la convivenci­a.

Faltó en el juicio de Nueva York el señalamien­to del origen de la droga, así como la plena identifica­ción de quienes reciben las centenares y centenares de toneladas, pues en su perorata final el juez dijo que “la condena es una advertenci­a para los traficante­s”, ojalá incluya a los del sur y a los del norte, no solo a los del centro.

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