Un cambio de rumbo
“¡Honduras es responsabilidad de todos! y urge recobrar el camino Hacia la estabilidad política, económica y social”
Preocupado por la situación de inestabilidad y la aguda crisis social y económica que vive el país, esta semana el sector privado hondureño formuló una oportuna reflexión sobre los principales problemas que agobian a los hondureños y que requieren una inmediata atención para recobrar la ruta de la paz, el crecimiento económico, la seguridad, la creación de empleos, la transparencia y la confianza en las instituciones públicas.
De esta manera, la empresa privada se sumó al creciente llamado de otros influyentes sectores del país, entre estos, la Conferencia Episcopal de Honduras, que en su último pronunciamiento condenó vehemente la corrupción y la penetración de la lacra del narcotráfico y el crimen organizado en las instituciones públicas y en los partidos políticos, que han derivado en un creciente desprestigio de la clase política y un incremento del descontento popular con los que gobiernan el país. Esta vez en su mensaje, la cúpula empresarial atribuyó la preocupante situación actual del país a un proceso sistemático de violación a las leyes con el consiguiente deterioro de la institucionalidad pública, el irrespeto a la seguridad jurídica, el desprestigio de la clase política y el aumento en la pérdida de confianza y credibilidad de las instituciones estatales, principalmente del Ministerio Público, el Poder Judicial y el Congreso Nacional, entre otras. Aunado a lo anterior, según el Cohep, los hondureños sufren de una galopante criminalidad, una extendida corrupción y un franco rezago en educación, salud, seguridad alimentaria, así como acceso limitado a los servicios públicos como agua, electricidad, vivienda, saneamiento y acceso al crédito, que se agravan por el desempleo, subempleo, las tomas de calles y protestas, inseguridad, conflictos sociales y la desesperanza de la población que ha motivado un flujo masivo de hondureños a Estados Unidos.
Frente a estos flagelos que agobian a la hondureñidad, los empresarios abogaron por un combate efectivo a la corrupción y el crimen organizado, una separación real de poderes, pero también una reforma concertada de la acción política y la estructura del Estado, en el marco de La Constitución y las leyes. Bajo este contexto, plantearon a todos los sectores sociales y políticos a suscribir un gran “Acuerdo de gobernabilidad y democracia” que permita trabajar en la estabilidad, en generar empleo y mejorar las condiciones de vida de la población.
El llamado del sector privado, las Iglesias y otros sectores del país, es oportuno y debe ser un aldabonazo para la clase política y gobernante, que no puede seguir cerrando los oídos y tapándose los ojos, al creciente descontento popular y al clamor de cambio de la gente, porque de lo contrario estamos a un pequeño paso de caer en la anarquía y la violencia que hoy enfrentan otras naciones del hemisferio.