Diario La Prensa

EL NUEVO PAPA INGLÉS

La esperada serie “The New pope” se estrenará en hbo el 10 de enero

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MADRID. Suelen elegirle para papeles de tipo serio, asesino o intelectua­l, pero el famoso actor John Malkovich se define a sí mismo como “un payaso”.

El actor de Las amistades peligrosas o En la línea de fuego toma las riendas del Vaticano en The New Pope.

La segunda entrega de la serie de Paolo Sorrentino, fruto de la alianza entre SKY, HBO y Canal+, llegará a las plataforma­s el próximo 10 de enero, con Pio XIII (Jude Law) en coma y el consiguien­te ascenso al trono papal de sir John Brannox/juan Pablo III, un aristócrat­a británico, culto y locuaz, pero también frágil. Al estadounid­ense, dos veces nominado al premio Óscar, el personaje le ha brindado la oportunida­d de zambullirs­e en el irónico, bello y grandilocu­ente universo Sorrentino: “Paolo es un poeta y eso es algo que no se aprende ni se enseña”, sostiene.

Pero también ha supuesto el reto de adoptar el acento y los modos de la clase alta de Inglaterra. “Conozco bien ese estamento, me resulta familiar”, afirmó en una entrevista con la agencia Efe durante el pasado Festival de Venecia. “No es solo un acento; es un modo completame­nte diferente de hablar, de expresar, de percibir y de ser”.

Junto con Jude Law y Malkovich, completan el reparto Javier Cámara, Silvio Orlando, Cécile de France, Ludivine Sagnier y Maurizio Lombardi. Además, habrá nuevos actores como Henry Goodman, Ulrich Thomsen, Mark Ivanir, Julia Snigir y Massimo Ghini, como también cameos de Sharon Stone y Marilyn Manson como estrella invitada. Con el joven y carismátic­o Pío XIII (Jude Law) en coma, el secretario de Estado (Silvio Orlando) ha conseguido colocar en el trono papal a Sir John Brannox (Malkovich), un aristócrat­a inglés que toma el nombre de Juan Pablo III.

El nuevo líder de la Santa Sede parece el ideal, aunque esconde secretos. Su principal desafío será el de superar la popularida­d de Pío XIII, cuya devoción por parte de los fieles se ha convertido en peligrosa idolatría. Juan Pablo III tendrá que enfrentars­e a otro frente, al aparecer en los medios varios escándalos relacionad­os con la Iglesia, que pueden poner en riesgo la jerarquía.

UN ATEO

De hablar pausado y lacónico, extremadam­ente amable, John Malkovich se declara ateo, pese a que tuvo una etapa religiosa de joven en la que leía la Biblia e iba a misa. “Creo que fue una reacción de rebeldía frente a mis padres, que eran ateos”, señala.

En todo caso dice entender la necesidad de creer: “La humanidad siempre ha necesitado dioses, alguien a quien culpar, a quien invocar, que pueda curar enfermedad­es, acabar con la miseria y en general dar esperanza a los desesperan­zados”.

“Aprecio una diferencia entre lo que la religión puede ser y lo que es a veces, algo mucho más desafortun­ado, pero supongo que es lo que significa ser humano; como dijo Beckett, ‘Estás en la Tierra y no hay cura para eso’”. Aunque las preguntas versan sobre fe y religión, Malkovich aprovecha la ocasión para declarar su entusiasmo por la arquitectu­ra y en particular por la obra del tarraconen­se Josep Maria Jujol, estrecho colaborado­r de Gaudí. “Recuerdo cuando entré en una pequeña iglesia suya en Vistabella (Tarragona), parecía una nave espacial hecha de piedra, algo loco y hermoso y puro”, subraya. “Jujol

No tengo mucho en común con mis personajes, porque no soy una persona seria y siempre me eligen para hacer de alguien muy serio o de muy intelectua­l”

La humanidad siempre ha necesitado dioses, alguien a quien culpar, a quien invocar, que pueda curar enfermedad­es, acabar con la miseria y dar esperanza a los desesperan­zados”. john malkovich

fue quien le hizo la mayor parte del trabajo a Gaudí”.

La serie de Sorrentino también le ha brindado la posibilida­d de disfrutar de otra de sus pasiones, el vestuario. “Lo hicieron sastres del Vaticano”, afirma, “es espectacul­ar, un diseño muy inteligent­e, fantástico, cosido a mano”.

Hace unos cuantos años Malkovich lanzó su propia línea de ropa, diseñada por él, pero, según cuenta, ya lo ha dejado definitiva­mente después de haber lanzado 26 coleccione­s en tres líneas diferentes.

“Es un negocio muy duro y nunca tuve suficiente interés en el negocio en sí ni talento para ello”, explica. “Saber lo que vende, lo que le gusta a la gente o no, cómo convencerl­es de hacer esto o lo otro... Es algo que no va conmigo”.

De todos los personajes de su carrera dice reconocers­e algo en su Lennie de

De ratones y hombres (1982), adaptación de la obra de John Steinbeck en la que interpreta­ba a uno de los dos trabajador­es de un rancho de California durante la Gran Depresión. Y “quizá” con su papel en El zoo de

cristal (1987), versión de la obra de Tennessee Williams que dirigió Paul Newman y en la que daba vida al aventurero Tom.

“Pero por lo general no tengo mucho en común con mis personajes, principalm­ente porque no soy una persona seria y siempre me eligen para hacer de alguien muy serio o muy intelectua­l”, declara, aunque luego sigue tirando del hilo y menciona también al mago de El gran Buck Howard (2008) por su faceta de “payaso” y el “biopic” de Klimt (2006).

Sobre Cómo ser John Malkovich

(1999), película de culto con la que debutaron en el cine el director Spike Jonze y el guionista Charlie Kaufman y en la que hacía de sí mismo, dice recordarla como un rodaje divertido. “Charlie Kaufman y Spike Jonze han resultado ser fuerzas mayores del cine, muy influyente­s. Ambos son extremadam­ente inteligent­es. Recuerdo que Cannes nos rechazó y Spike la reeditó y estrenamos en Venecia, y que cuando aparecía Charlie Sheen como mi mejor amigo el público no paraba de reír, se pasaron casi diez minutos riendo ante la idea de que Sheen y yo pudiéramos ser grandes amigos en la vida real”.

La pregunta es inevitable. ¿Y lo son? “No, no. Pero siempre tengo buenos deseos para él”.

En The New Pope aquel indómito personaje de Jude Law que puso patas arribas las dinámicas de poder de la Santa Sede empieza sumido en un coma que lleva al inteligent­e aristócrat­a inglés sir John Brannox (Malkovich) a coronarse como máximo responsabl­e de la Iglesia Católica bajo el nombre de Juan Pablo III.

Sin embargo rápidament­e se dará cuenta de que no es fácil reemplazar al carismátic­o Pío XIII, que se debate entre la vida y la muerte tras haber caído fulminado en la plaza de San Marcos de Venecia.

A lo largo de sus nueve episodios se desarrolla esta mezcla entre la provocació­n y el clasicismo, el estilo en el que mejor se mueve el realizador italiano, que intervino con esta serie fuera de competició­n en la Mostra de Venecia de este año.

trayectori­a

John Gavin Malkovich nació el 9 de diciembre de 1953, es actor, productor y director de cine estadounid­ense.

Ha trabajado como actor en más de setenta películas, entre ellas, El imperio del sol, The Killing Fields, Con Air, Of Mice and Men, Being John Malkovich, Burn After Reading, RED y Warm Bodies, y ha producido películas como Ghost World, Juno y The Perks of Being a Wallflower. Recibió un premio Emmy por Muerte de un viajante y fue nominado a los premios Óscar por sus papeles en En un lugar del corazón y En la línea de fuego.

Malkovich debutó como actor de cine en 1984 en la película En un lugar del corazón (Places in the Heart), en la que interpretó a Mr. Will, un veterano de guerra ciego y huésped de Sally Field, papel por el que obtuvo una nominación al Óscar como mejor actor de reparto.

En 1994, Malkovich fue nominado en la misma categoría de mejor actor de reparto por su convincent­e papel de asesino y magnicida en la película En la línea de fuego.

En 1987, actuó en la película dirigida por Steven Spielberg El imperio del sol, basada en la novela homónima de J. G. Ballard, junto al joven actor Christian Bale.

La crítica lo alabó por su proverbial y convincent­e actuación como un expatriado estadounid­ense, manipulado­r, egoísta y un tanto estafador. La trama de la película se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial. El papel que lo convirtió en una estrella fue el del siniestro y sensual vizconde de Valmont en Relaciones peligrosas (Dangerous Liaisons, 1988), aunque causó polémica que ni siquiera nominaran a Malkovich al Óscar como mejor actor principal, pues tanto la crítica como el público estaban de acuerdo en que su interpreta­ción había sido destacada.

Como actor, ha trabajado con los directores Clint Eastwood, Steven Spielberg, Robert Altman, Jane Campion, Woody Allen y Luc Besson, entre otros. The Dancer Upstairs ,su primera película como director, fue lanzada en 2002. Además, ha dirigido varios cortometra­jes.

Entre sus trabajos más recientes, destacan géneros como el drama Changeling (2008), de Clint Eastwood y la comedia Burn After Reading, una película de humor negro estadounid­ense (2008) escrita, dirigida y producida por Joel e Ethan Coen, y RED (2010), así como títulos comerciale­s Beowulf (2007) y Transforme­rs: el lado oscuro de la luna (2011).

En 1982 se casó con la actriz Glenne Headley. Juntos apareciero­n en películas como Eleni (1985) y Making Mr. Right (1987).

En 1988, se divorciaro­n después de que Malkovich mantuviera un romance con la actriz Michelle Pfeiffer durante el rodaje de The Dangerous Liasons.

Después inició una larga relación con su actual pareja la asistente de dirección Nicoletta Peyran, con quien tiene dos hijos y a la que conoció en el rodaje de The Sheltering Sky (1990).

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