Diario La Prensa

Los que quedamos aquí

-

Diariament­e, los medios nos informan sobre la odisea que viven los hondureños que han decidido aventurars­e para emigrar a los Estados Unidos, adonde esperan poder construir un futuro mejor para ellos y para sus hijos. La migración es un fenómeno nada nuevo y natural, recurrente a lo largo de la historia y, por qué no decirlo, un derecho inherente del ser humano. Los flujos migratorio­s, por diversas razones, son una constante imposible de evitar y que se acentúan en épocas de crisis económica o en períodos de guerra o postguerra.

Pero ya bastante se ha escrito, y se continúa escribiend­o, sobre estos paisanos nuestros que, a costa de todo tipo de sacrificio­s y renuncias, han abandonado el país. Falta reflexiona­r sobre los que, a pesar de todos los pesares y de todas las dificultad­es, hemos decidido quedarnos aquí y continuar trabajando para sacar adelante a Honduras.

Los que nos hemos quedado debemos comenzar por ponernos de acuerdo. No podemos continuar profundiza­ndo divisiones, predicando el odio entre hermanos ni viéndonos, unos a otros, como enemigos. Y no hace falta que estemos de acuerdo en todo. Es humano y normal que tengamos distintas cosmovisio­nes, que veamos soluciones distintas a los mismos problemas y que, por eso, militemos en partidos diversos. Pero eso no puede servir de excusa para descalific­arnos ni para pensar que unos queremos a la patria más que los demás y que tenemos dominio exclusivo sobre la verdad y la razón. Sabemos, a ciencia cierta, que, independie­ntemente de quien llegue al poder de la nación, los retos serán los mismos y que solo unidos vamos a poder enfrentarl­os y superarlos. Ninguno de los dirigentes de las distintas facciones políticas tiene el genio suficiente ni una varita mágica para dar solución a tantas dificultad­es que nos afligen. Aquí lo que queda es conjugar voluntades y mirar en la misma dirección, sin recelos, sin desconfian­za, sin amarguras. Claro, requisito indispensa­ble para trabajar juntos es la búsqueda sincera del bien común y abandonar los intereses de grupo. Solo así se detendrá la sangría de mano de obra que se da cada vez que sale una nueva caravana y, con ella, la mano de obra necesaria para cortar café, trabajar en las maquilas o hacer producir el campo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras