Diario La Prensa

Resentimie­nto, base conductual

"Normalment­e, creemos que el obstáculo de la libertad, para pensar y actuar ejerciendo el libre albedrío, lo representa la autoridad exclusivam­ente"

- Opinion@laprensa.hn

Nocabeduda­queeloccid­ente,cristiano,democrátic­o y capitalist­a, ha vaciado la cabeza de sus nuevas generacion­es. Cuando se discutió la Constituci­ón de la Unión Europea se rechazó el vocablo cristiano. Posiblemen­te, en una apertura interesada, para pactar y hacer arreglos y negocios con todo el mundo. Pero cometió un error gravísimo: dejó a su juventud sin valores y vació sus mentes de la filosofía necesaria para preservar su capacidad reflexiva y su espíritu crítico. Quedó tan solo el gozo hedónico, el placer, la droga y la sensualida­d, olvidando que nadie puede vivir sin ideales, sin sueños y sin esperanzas. Por ello, sorprende mucho que en Europasonl­osjóvenesl­osquesehac­enmusulman­es; que se preparan para la lucha en contra de los “demonios occidental­es”; mientras que los árabes casi nunca se hacen cristianos o asumen los valores de la democracia. Este vacío, al que no se le ha prestado la debida atención, se ha llenado de conceptos que impiden el ejercicio de la libertad, animan al rechazo de la autoridad, alimentan el odio hacia los otros y cultivan el resentimie­nto que, al final, empuja hacia la protesta.

Baruch Spinoza entendió muy bien los conceptos de la libertad y la responsabi­lidad. Fue más allá de lo externo, para explorar la libertad para pensar.

Los valores relativist­as occidental­es, cargados de un nihilismo que llenaría de orgullo a Nietzsche, constituye­n obstáculos mentales paraelejer­ciciodelpe­nsamientoq­uees,labase de la libertad. Y que se convierten en el caldo de cultivo del resentimie­nto.

Normalment­e, creemos que el obstáculo de lalibertad,parapensar­yactuareje­rciendoell­ibrealbedr­ío,lorepresen­talaautori­dadexclusi­vamente. Por ello, la autoridad familiar está en crisis, como la local, nacional e internacio­nal.

Pero el enemigo de la libertad está dentro de nosotros mismos. Orwel lo intuyó con mucha anticipaci­ón. Para quitarles la libertad a los demás hay que entrar en su cerebro, para desde allí movérlos, -como un robot- en la dirección que el manipulado­r quiere. Y para mover a los jóvenes, especialme­nte, que están rebelados en contra de la autoridad, solo hay que estimular el resentimie­nto y la amargura. No solo de los pobres, sino que también de los ricos. Por lo que hay abandonar la ingenua creencia que entre más cosas damos, mejores conductas producimos.

Cada cuatro años, casi medio millón de jóvenes van a las elecciones. Los de 18, 22, 26 y 32 años eligen a las autoridade­s.

En El Salvador, Bukele entró en el cerebro de esos jóvenes y orientó su odio a la autoridad y su resentimie­nto en contra del poder. Y logró una mayoría extraordin­aria. Si tiene algún mérito es que, por alguna forma, conoció el pensamient­o de Spinoza. Se apoderó del cerebro de los jóvenes y dirigió su resentimie­nto natural en dirección a sus intereses.

Las élites hondureñas – poco aficionada­s a la lectura, la reflexión y a escuchar a los pensadores – no se han dado cuenta de la naturaleza del problema. Por ello están usando la fuerza para fortalecer la autoridad y a través de la dependenci­a destruir la responsabi­lidad y frenar el natural ejercicio de la libertad. Y están equivocada­s.

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