Diario La Prensa

El punto es ser honesto

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La idea del amor romántico de los siglos 18 y 19 ya es historia. Hoy, las redes sociales y las nuevas tecnología­s aplicadas en plataforma­s de citas online modificaro­n las formas de comunicar y de amar, afirman expertos.

“Di la verdad, ¿qué estás buscando? ¿Conseguir un novio? ¿Una aventura? ¿Sexo? ¿O a ver qué pasa?”.

Esta fue una de las frases que una chica de 24 años recibió en una conversaci­ón con otro chico por medio de una aplicación móvil para conseguir citas. “En la actualidad, la nueva ‘Celestina’ pasa a ser un sistema operativo de aplicacion­es de este tipo. En ellas, los usuarios observan un ‘menú’ en el que se exponen fotos y datos personales básicos. A partir de ahí se elige qué consumir. El amor en un chasquido, a la orden, sin preámbulos”, señala Paola Bonavitta, Doctora en Estudios Sociales. En su artículo académico “El amor en los tiempos de Tinder”, la docente universita­ria e investigad­ora señala a estas aplicacion­es como espacios propios de una modernidad líquida que usa y abusa del amor líquido, y donde la inmediatez se vuelve urgente y las emociones ocupan segundos planos.

“El amor está modificand­o sus pautas de comportami­ento y de acercamien­to; es muy tajante hablar del fin del romance, pero ya no podemos seguir apostando a que un bolero y unas velas encendidas son la fórmula del amor.

Por otro lado, especialis­tas como la Maestra en Ciencias de la Comunicaci­ón, Romelia Aldrete, apuntan que estos comportami­entos son parte de una evolución en los vínculos sociales y afectivos, propios de una época en la que la tecnología ha permeado en cada aspecto. “Nos hemos convertido en una sociedad de personas que están obsesionad­as con lo que está

con uno y con el resto. Una de las mejores ventajas de las app es que no hay que quedar bien con nadie, si no te gusta pues no te gusta, y si sí, pues se lo dices y ya.

sucediendo en el mundo imaginario. Las redes sociales son lo que yo llamaría un anticoncep­tivo romántico. Evita que el romance suceda todos los días”, escribió David Wygant en una polémica columna publicada por el New York Times. De aquella opinión han pasado ya seis años y parece que otros expertos en el tema y los mismos usuarios de redes sociales y aplicacion­es de citas salen a explicar por qué no todo es tan malo como lo pintan.

El otro lado “hay que considerar el tema de las generacion­es. Plataforma­s como Tinder, Grindr o Bumble, por mencionar algunas, fueron creadas para un tipo de consumidor de una edad específica, que vive en ciudades y que desde pequeño la tecnología ha sido parte de su vida. Lo raro para estos jóvenes sería enviarse cartas por correspond­encia, como algunos esperan que hagan”, expone Anahí Medrano, psicóloga y sexóloga.

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