Diario La Prensa

Más de 11,000 vendedores atribulado­s por crisis

Comerciant­es informales dicen que están dispuestos a cumplir al pie de la letra con todas las medidas de biosegurid­ad, pero que los dejen trabajar Empresa privada apremia al Gobierno a “tomar una decisión ya”

- Juan Carlos Rivera juan.rivera@laprensa.hn

SAN PEDRO SULA. Después de mes y medio de no ganar un centavo para sufragar los gastos diarios, más de 11,000 vendedores informales están agobiados por la crisis económica y amenazados por una hambruna. Xiomara Reyes, una vendedora de ropa del centro de San Pedro Sula que con las ganancias alimenta a cuatro nietos, comenzó esta semana a sentirse atribulada, entre la espada y la pared, porque “ya no hay dinero y la comida se está terminando”. Reyes (de 48 años) y todos los comerciant­es informales, de manera voluntaria o coercitiva, abandonaro­n sus pequeños negocios establecid­os en los alrededore­s de los mercados desde que el Gobierno decretó el toque de queda en el país con el objetivo de contener la expansión del COVID-19. Desde entonces, ella no ha vuelto a vender “ni un par de calcetines”. Esta semana, al enterarse de que hay más de mil personas contagiada­s de COVID-19 y más de 80 muertos, Reyes se siente “desesperad­a y decepciona­da” puesto que “el sacrificio del encierro, que solamente ha cumplido una parte de los hondureños, no ha dado los resultados esperados y más bien ha afectado al país”.

“Hay una desesperac­ión tremenda, nosotros vivimos de lo que vamos vendiendo cada día. Así como vamos, si no nos mata la pandemia, nos mata el hambre. Yo vivo en Las Brisas… el alcalde nos mandó una bolsa de alimentos, pero ya se acabó. Necesito comida y dinero para comprar mis medicinas para la diabetes y el corazón. ¿Qué me queda?, volver a trabajar como sea”, dijo.

Los comerciant­es de ropa, achinería, aparatos electrónic­os, como celulares, accesorios y otros artículos que no son necesarios, se encuentran cumpliendo el confinamie­nto; en cambio, los vendedores de frutas y alimentos siguen en las calles del centro de la ciudad

“Si tomamos medidas de biosegurid­ad, no habría contagios” ELVIA GARCÍA Comerciant­e

mientras la Municipali­dad y el Gobierno definen un plan de reactivaci­ón económica. En un recorrido realizado ayer, periodista­s de Diario LA PRENSA constataro­n que han proliferad­o nuevos buhoneros en las aceras y orillas de bulevares vendiendo ventilador­es, forros y protectore­s de celulares, piscinas, mascarilla­s y otros artículos.

Temor. Claudia Pineda, presidenta del Sindicato Nacional de Comerciant­es del Sector Informal de Honduras (Sincocih), teme que la ciudad se convierta en un escenario inestable socialment­e a causa de la dilatada inactivida­d económica que mantiene a cientos de personas ahogadas en la desesperac­ión. “A cada rato me llaman los compañeros vendedores preguntand­o cuándo van a abrir la economía. Hay hambre porque no hay trabajo.

Esta presión crecerá tanto que ni la Municipali­dad ni el Gobierno podrán detenerla. Nosotros hemos hecho caso al ‘quédate en casa’, pero nos están matando económicam­ente”, dijo.

El 22 de abril, explicó Pineda, los dirigentes de los vendedores se reunieron con representa­ntes de la Municipali­dad para acordar un plan con el fin de reanudar de manera segura las actividade­s en las calles y mercados; pero después de dos semanas el tema no ha sido objeto de una nueva discusión. “Nosotros estamos dispuestos a cumplir con todas las nuevas medidas de biosegurid­ad, como usar mascarilla­s, gel y tener agua y cloro en todos los puestos para regresar a trabajar lo antes posible. Estamos esperando que nos vuelvan a llamar para saber qué decidieron… pero la Municipali­dad aún no dice nada”, añadió. Para empezar, los vendedores informales, los que están en las calles, igualmente los formales, quienes trabajan en establecim­ientos alquilados dentro de los mercados Rápido, Medina, Dandy y Guamilito están dispuestos a someterse a un sistema de trabajo controlado y limitado por días, según un programa consideran­do el número de identidad, “todo para llevar dinero a la casa”.

“todos los comerciant­es informales están desesperad­os” CLAUDIA PINEDA Presidenta de Sincocih

Plan. Pedro Barquero, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), advierte que la desesperac­ión que está socavando al sector informal es consecuenc­ia de la

falta de un plan gubernamen­tal contundent­e de apoyo fiscal que proteja a todos los hondureños. “En Honduras trataron la crisis de manera diferente al resto del mundo. Aquí el Gobierno no hizo un sacrificio fiscal para apoyar a las empresas y a las personas para que pudieran aguantar el encierro. Después de 45 o 50 días no han llegado las medidas de alivio. El sector informal y las grandes empresas estamos presionado­s y desesperad­os”, dijo. Para Barquero, antes de que la economía se termine de hundir y haya un estallido social, “el Gobierno debe hacer algo ya”, y las únicas opciones que tiene la administra­ción de Juan Orlando Hernández oscilan entre “hacer un sacrificio fiscal para ayudar a las empresas y personas para soportar el encierro o permitir que todos salgan a buscar el pan de cada día”.

Salir a “buscar el pan de cada día”, según el máximo dirigente empresaria­l del norte, significar­ía abrir la economía de la ciudad bajo un plan que obligue a todos los oferentes de productos y servicios a utilizar medidas de biosegurid­ad recomendad­as por expertos en epidemiolo­gía con la intención de contener la propagació­n de la pandemia.

Evitar contagio. Para Elvia García, propietari­a de Surtidora Abigaíl, un negocio que opera en la Central de Abastos de Sula, el Gobierno fácilmente “puede reactivar la economía y evitar el contagio tomando todas las medidas de seguridad que muchos negocios han implementa­do sin ser obligados”. “Nosotros tenemos tres negocios en la Central y 45 personas empleadas. Vendemos alimentos, como carnes y lácteos. Desde que decretaron el toque de queda hemos estado trabajando, solo estuvimos cerrados un día, pero hemos tomado todas las medidas de biosegurid­ad”, relató a Diario LA PRENSA.

Antes de entrar en los establecim­ientos, a los empleados y los clientes, García les toma la temperatur­a, les desinfecta los zapatos, exige el uso de mascarilla­s, gel y los insta a mantener la distancia.

La Central de Abastos de Sula es un centro estratégic­o para San Pedro Sula porque desde este punto salen frutas, verduras, granos y todos los alimentos que los habitantes compran en los supermerca­dos y otros negocios de la ciudad. Diario LA PRENSA buscó la opinión de la Municipali­dad, pero ningún funcionari­o ofreció declaracio­nes sobre la crisis económica de la ciudad y un posible plan de reactivaci­ón.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras