Diario La Prensa

Salvó a Versace mientras combatía sus fantasmas

La diseñadora y empresaria personific­a la dualidad de Versace, entre la inspiració­n clásica y la transgresi­ón atrevida

- Staff

ROMA. Donatella Versace cumplió 65 años como todo un icono de la moda, aunque su camino no siempre fue fácil. La muerte de su hermano Gianni la marcó a fuego, pero tuvo que reponerse para salvar la firma mientras combatía sus propios fantasmas, y lo logró.

La vida de Donatella tiene los tintes de una epopeya. Todo empezó un 2 de mayo en 1955 en Calabria, su tierra natal, en la “punta de la bota” italiana, una región cuajada de las ruinas griegas y romanas que tanto influyeron en el estilo de la Casa de la Medusa.

La joven caminó siempre de la mano de su hermano Gianni. Él era nueve años mayor, había respirado el arte de la costura dentro de la sastrería de su madre y, desde los setenta, empezó a despuntar en la cosmopolit­a Milán con sus diseños rompedores y vanguardis­tas.

La creación del imperio de la medusa. Fue Gianni quien contagió a su hermana la pasión por el arte e hizo que, tras completar sus estudios de Filología en Florencia, le alcanzara en Milán para crear la marca, junto a un tercer hermano, Santo Versace, encargado de la parte financiera. El afamado modista también proyectó en la joven Donatella su idea de mujer: la hacía partícipe de sus creaciones, le pedía que las vistiera e incluso la convenció para teñirse de rubio para que se pareciera a la popular cantante Patty Pravo. En 1978 abrió las puertas la primera boutique Versace en la vía de la Spiga de Milán. Fue el epílogo de un fulgurante ascenso en el mundo de la moda y de la celebridad.

La firma enseguida sorprendió por su peculiar estilo exuberante y transgreso­r, hilvanado a su vez por los aires clásicos de su tierra de origen, con detalles como grecas o figuras mitológica­s. Su primer encargo llegó en los años ochenta, cuando Gianni le asigna la dirección de la línea joven “Versus”. Rápido destaca por su visión del marketing, haciendo desfilar a estrellas del momento y estrechand­o una alianza con el mundo de la música pop que mantiene aún hoy en día.

Eran tiempos dorados, como sus prendas, de fiestas desenfrena­das y éxitos. Fue entonces cuando conoció a su marido, el modelo Paul Beck, de quien acabaría separándos­e; pero con el que en 1986 tuvo a su primogénit­a, Allegra, y tres años después a Daniel.

Sin embargo, en la vida de todos hay una fecha indeleble: 1997.

“Soy positiva por naturaleza, siempre veo el vaso medio lleno”.

“Creo que el poder es el cambio. Podemos construir un mundo mejor”. Donatella Versace Diseñadora

El asesinato de Gianni. El 15 de julio de ese año, Gianni era asesinado a tiros a la puerta de su mansión en Miami Beach, EEUU. Su muerte fue un shock para el mundo entero, y Donatella, con 43 años, se vio de improviso al frente de la firma con más miedo que certezas. En el testamento del genio su sobrina predilecta, la pequeña Allegra, se convertía con solo once años en la verdadera heredera del imperio, quedándose con la mitad de la compañía. Donatella se vio entonces ante la ardua labor de reemplazar a un genio en un momento dificilísi­mo, agravado por su adicción a la cocaína durante dieciocho años.

“Era la nueva cara de Versace, ¿quién querría llevar la marca de un creador débil, inestable, que pierde la cabeza por la droga? ¡Nadie! Por eso creé una Donatella fría, agresiva, aterradora”, recordaba en 2018 en una entrevista al portal canadiense Ssense.

No obstante, un año después de la muerte de su hermano sacó su primera colección para Versace, poniendo en marcha el grupo.

Uno de sus aciertos más recordados llegó en el año 2000. La cantante Jennifer López acudió a los Grammy con un exótico vestido verde que provocó un aluvión de búsquedas en aquel internet primitivo. Tal fue el interés que Google creó aposta su popular buscador de imágenes. Versace entraba en el nuevo siglo con el pie derecho, pero, entretanto, la recién estrenada empresaria capeaba con su adicción.

Fue su amigo Elton John quien la convenció para someterse a una desintoxic­ación en Estados Unidos, un día después de que su hija alcanzara la mayoría de edad, el 30 de junio de 2004. Con el tiempo, Donatella acabó recuperánd­ose y afianzándo­se al frente de Versace, siempre fiel a su estilo provocador, ecléctico y vanguardis­ta, siguiendo un precepto que repite con asiduidad: “La verdadera moda no tiene miedo de osar”.

Versace ante el futuro. En septiembre de 2017, veinte años después del asesinato de su hermano, Donatella le dedicó un desfile en la Milán que le vio nacer como artista y que contó con las cinco “top models” que popularizó en los noventa: Carla Bruni, Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Gelena Christense­n y, su preferida, Naomi Campbell. “Gianni, esto es para ti”, se escuchó decir al inicio del evento. Era un guiño al pasado, mientras Donatella fraguaba en silencio un futuro que pilló a muchos por sorpresa. Exactament­e un año después, la familia vendía Versace al grupo estadounid­ense Michael Kors por 2,120 millones de dólares. La modista justificó su decisión diciendo que la marca necesitaba una plataforma global para seguir adelante. “Gianni estaría contento”, prometió, siempre con el auténtico hombre de su vida en la memoria.

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2 II RECUERDOS. La italiana junto a su hermano Gianni, el diseñador de moda y fundador de Versace, asesinado en 1997.
1 II EXITOSA. En 2017, Donatella reunió a las modelos top de los años 90 en la Semana de la Moda de Milán. 2 II RECUERDOS. La italiana junto a su hermano Gianni, el diseñador de moda y fundador de Versace, asesinado en 1997.
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