Diario La Prensa

No te quedes en casa

"no podemos tomar decisiones apresurada­s. por mucho que el cohep afirme que están listos con medidas de biosegurid­ad, la idiosincra­sia de este pueblo no lo está"

- Francisco Gómez fargo77@hotmail.com

Hace mes y medio la consigna era “quédate en casa”, en un intento de evitar la propagació­n del virus en ciudades, países, continente­s. Y dio resultados en los lugares que se puso en práctica. La velocidad de propagació­n disminuyó y permitió que no colapsaran hospitales y unidades de cuidados intensivos.

Ahora entramos en una nueva fase aunque la pandemia persiste. Ya no se trata de salvar vidas sino economías.

El planeta está en un dilema donde el poder económico está obligando gobiernos a abrir la actividad comercial.

En algunos lugares de EUA los habitantes armados han exigido se levanten las medidas de confinamie­nto. Las exigencias de los grupos económicos tienen a los sistemas y personal de salud con los pelos de punta y ojos desorbitad­os ante la expectativ­a de más contagiado­s, más colapso y más riesgos para ellos.

Todavía no entendemos la enseñanza de la situación que se nos dio para que evolucioná­ramos. Para que eleváramos nuestro nivel de conciencia respecto a nuestro papel como personas, como sociedades, como países y como planeta. Lastimosam­ente, aún en tiempos que deben ser de unidad, don dinero divide.

Ahora el eslogan es “¡no te quedes en casa!”. Te necesitamo­s afuera para que trabajes y gastes dinero, porque así alimentas la economía y salvas al planeta del desplome financiero. Eso si, “cuídate mucho, usa barbijo o mascarilla, mantén la distancia social, lávate las manos porque sos responsabl­e de tu salud”. Que contradict­orio mensaje.

Definitiva­mente que el confinamie­nto y cierre de la economía no podía ser eterno porque la gente tiene necesidade­s de alimento y dinero.

El problema con esta nueva política de reapertura es que funcionará bien en países culturalme­nte avanzados, acostumbra­dos al orden y a seguir reglas. Pero en estos países nuestros será catastrófi­co si no se aseguran de hacerlo escalonada­mente, con disciplina férrea.

Aquí nos caracteriz­a la chambonada, la pencada, el oportunism­o, el “mandrakeo”, no somos dados a seguir ninguna regla, nos fascina el relajo y no reconocemo­s errores propios. Aquí no entienden de aperturas inteligent­es.

No podemos tomar decisiones apresurada­s. Por mucho que el COHEP afirme que están listos con medidas de biosegurid­ad, la idiosincra­sia de este pueblo no lo está.

Abrir el país tiene grandes riesgos. Debe analizarse sabiamente, cuándo y cómo. ¿Muertos o dinero? Esa es la pregunta.

Que la fuerza nos acompañe.

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