Virtual, uso y abuso
“Ellos mantenían relaciones sexuales virtuales” leí en una revista de esas de ocio. Me fui al diccionario y encontré que virtual es aquello que tiene capacidad para producir un efecto, aunque no lo produzca de presente, frecuentemente en oposición a lo efectivo real. También encontré que es lo implícito, lo tácito (Motagua es el virtual campeón), y otra se refiere lo que tiene existencia aparente y no real: “Mediante la realidad virtual se pueden vivir aventuras fantásticas” (como eso de tener relaciones íntimas por medios digitales).
Si se analiza el concepto de este adjetivo, las sesiones virtuales del Congreso Nacional debería decirse que son en línea, por Internet, pues se entiende que son asambleas reales y no aparentes. El hecho de tener pláticas eróticas, intercambiar videos sensuales íntimos, ya sea mediante la computadora o el teléfono inteligente, puede provocar orgasmos; pero lo elemental en tan amatoria relación, que es la cópula sexual, no se consuma bilateralmente; luego, estas relaciones son aparentes, artificiales.
Sin embargo, en la actualidad se está hablando mucho de reuniones virtuales y siento que se abusa de tal adjetivo, pues antes de COVID-19 yo leía que Trump tenía teleconferencias. Yo no estoy en trabajo virtual por ahora, estoy en teletrabajo, pues lo hago desde mi casa en una computadora y con el celular como una herramienta más. Siento que la educación formal no será virtual, será real, con la diferencia que se impartirá a través de Internet mediante teleconferencias; también se puede decir que será educación en línea, como ya días los hacen miles de universidades del mundo.
Entiendo que hay videollamadas grupales (no virtuales, son reales). Hace unos días tuvimos una teleconferencia entre mis compañeros de corrección y nuestro jefe, no fue una conferencia virtual, fue una conferencia real en línea.