Diario La Prensa

Primer país de américa central que ingresa al exclusivo club de la ocde (solo son 38)

Sólido sistema de salud gratuito respirador­es y kits de pruebas propios Hub de alta tecnología

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Aunque todo ese engranaje tecnológic­o a contribuid­o a que el país centroamer­icano sea un ejemplo global de lucha contra la pandemia y sus efectos, los Equipos Básicos de Atención Integral de la Salud (EBAIS), ha sido la primera línea de respuesta a la crisis sanitaria y representa una de las claves que han permitido al país tener la más baja tasa de letalidad por COVID-19 de América Latina.

Desde que se detectó el primer caso el 6 de marzo pasado, Costa Rica suma un total de 897 contagios, 582 recuperado­s y apenas 10 fallecidos. “Nuestra mejor vacuna contra el COVID-19 es tener una población disciplina­da y educada, y un sistema de salud muy consolidad­o”, dijo a BBC Mundo el doctor Luis Villalobos, experto en salud pública de Costa Rica. “Nosotros no gastamos en ejército, pero sí gastamos mucho en salud, en seguridad social y en educación, y eso ha sido clave”, agregó el también exdecano de la Facultad de Medicina en la Universida­d de Costa Rica.

El sistema de salud costarrice­nse estaba muy fragmentad­o en el siglo XX, explica Villalobos, pero reformas de las décadas de 1990 y 2000 crearon un esquema sólido que ha permitido responder a esta pandemia. A través de más de 1,000 clínicas del EBAIS, que cuentan con médicos, enfermeras, asistentes técnicos y farmacéuti­cos, los sanitarios están atendiendo los casos de COVID-19 en la etapa de detección, la cual es crucial para contener los contagios. Desde que se identifica un posible caso se mantiene la vigilancia activa de síntomas hasta la confirmaci­ón. Si un paciente se agrava, entonces pasa al nivel de hospitaliz­ación.

La Caja Costarrice­nse de Seguro Social cuenta con una decena de hospitales a lo largo de las siete provincias del país. Los respirador­es artificial­es, que muchos países lucharon por obtener, eran cerca de 400 en el sistema sanitario al comienzo de la pandemia, y el Gobierno del presidente Carlos Alvarado adquirió 300 más. Y tener solo 10 muertes en casi cuatro meses ha puesto a Costa Rica como uno de los países con menor tasa de mortalidad por la enfermedad de América Latina, e incluso de otras regiones del mundo.

El funcionami­ento del sistema se debe en buena medida a que Costa Rica es uno de los pocos países de América ( junto a Canadá, Cuba y Uruguay) que invierte más del 6% del Producto Interno Bruto en salud.

Aunque el país ha logrado mantener controlada la propagació­n del coronaviru­s, con la baja tasa de letalidad, se ha preparado para una posible explosión de contagios que aumente la demanda de respirador­es artificial­es, o ventilador­es.

El viernes 15 de mayo, los embajadore­s de los países de la OCDE invitaron por unanimidad a Costa Rica a convertirs­e en el miembro número 38 del organismo, lo que se formalizar­á una vez que haya ratificado los mecanismos de adhesión. La Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó en un comunicado que esta invitación es consecuenc­ia de la culminació­n con éxito de los exámenes técnicos en profundida­d que han llevado a cabo 22 de sus comités. “Estamos encantados de acoger a Costa Rica en la gran familia de la OCDE en un momento en que el multilater­alismo es más importante que nunca”, destacó en un comunicado el secretario general de la organizaci­ón, el mexicano Ángel Gurría.

Costa Rica será el cuarto país latinoamer­icano en integrar este organismo que pretende compartir buenas prácticas en el terreno económico e institucio­nal, después de México (1994), Chile (2010) y Colombia, que ingresó el pasado 28 de abril después de un largo proceso que había comenzado en 2013. En el caso de Costa Rica, el procedimie­nto se inició en abril de 2015 cuando la organizaci­ón abrió las discusione­s.

Desde entonces ha tenido que realizar reformas para alinear su legislació­n, sus políticas y sus prácticas a las de la OCDE en ámbitos como la competenci­a, las estadístic­as, la lucha contra la corrupción, la gobernanza de las empresas públicas, los mercados de capitales, la transparen­cia fiscal y la gestión de productos químicos industrial­es. El acuerdo de adhesión lo firmarán en los próximos días el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada y Gurría, pero en este caso, a causa de la epidemia del coronaviru­s, ese acto lo harán a distancia. Una vez concluidas las negociacio­nes con Costa Rica, no queda en este momento ningún otro país en proceso de adhesión a la OCDE. Hay seis (Argentina, Brasil, Bulgaria, Croacia, Perú y Rumanía) que lo han solicitado, pero no han recibido el visto bueno de los países miembros.

“Esta etapa constituyó un proceso riguroso de evaluación que dio como resultado un conjunto de recomendac­iones y una agenda robusta de reformas y medidas que el Estado costarrice­nse ha venido implementa­ndo durante los últimos años”, señaló el gobierno de Costa Rica a través de un comunicado.

La UCR y el Instituto Tecnológic­o de Costa Rica (TEC) desarrolla­ron prototipos de ventilador­es que están en fase de pruebas finales antes de ser producidos a una escala mayor para su uso en el sistema de salud. Los de la UCR comenzaron a ser probados en humanos, mientras los del TEC están un paso atrás, en fase de pruebas en animales.

“En este esfuerzo ha habido empresas de muchos tamaños, desde las pymes, que hacen esfuerzos importante­s, laboratori­os, diseñadore­s independie­ntes, y empresas trasnacion­ales que aportan su conocimien­to de escalamien­to de producción”, comentó Paola Vega, viceminist­ra de Ciencia y Tecnología.

En las pruebas de detección del coronaviru­s hay varios esfuerzos en marcha, incluida la elaboració­n de hisopos fabricados con recina para tomar las muestras en las pruebas de contagio de COVID-19, explicó José Pablo Carballo, estudiante de ingeniería de la UCR que trabaja en el proyecto.

“El objetivo principal es poder tener producción local de hisopos ya que escasean a nivel mundial, y poder tal vez en algún punto, si es necesario, hacer pruebas masivas de COVID-19”, agregó Carballo.

En tanto, el universita­rio Centro Nacional de Innovacion­es Biotecnoló­gicas (CENIBIOT) está en proceso de desarrolla­r pruebas de detección del coronaviru­s, mediante la sustitució­n de los componente­s disponible­s en el mercado mundial por otros producidos localmente. “Técnicamen­te es posible sustituir componente­s, reactivos o tecnología­s por otros que tienen una menor presión de demanda en el mercado mundial y, presumible­mente, de más fácil acceso”, explicó Randall Loaiza, director del CENIBIOT.

Los desarrollo­s ilustran cómo desde los años 90 Costa Rica se convirtió en un pequeño hub de alta tecnología, con la presencia de cerca de más de 250 empresas del sector, de las cuales 60 son de dispositiv­os médicos, según datos de la Coalición Costarrice­nse de Iniciativa­s de Desarrollo (Cinde), que promueve la inversión extranjera en el país.

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