Espacios vacíos
Según Ignacio Fuente Cobo, asesor en NATO Defense College (Roma), para que China salga reforzada de los tiempos de la pandemia y se coloque en posición de liderar el orden global, es preciso que se den varias condiciones.
La primera es que el coronavirus desencadene una fuerte conflictividad social en Europa y en Estados Unidos, que haga más difícil la recuperación económica.
La segunda condición sería una actuación oportunista que podría aprovechar la situación de debilidad de Europa y la falta de interés de los Estados Unidos en comprometerse en los problemas de seguridad europea.
La tercera condición sería la propia disolución de la Unión Europea.
La crisis del coronavirus, con la débil respuesta de las autoridades comunitarias, constituye un caldo de cultivo para los movimientos que propugnan por el regreso a los estados nacionales.
La consecuencia de la división europea sería un mayor debilitamiento del orden internacional al reducir la solidez de una de sus principales columnas, lo que en tiempos de la retirada estadounidense, favorecería a China.
Pero el manejo de la crisis, la opacidad en la difusión de información confiable de sus estadísticas, ha perjudicado la respuesta en otras partes de mundo, incrementando la desconfianza hacia China.
Por otro lado, la pandemia ha creado una mayor conciencia de la gran vulnerabilidad que supone confiar la producción industrial a países que, como China, tienen sus propios objetivos geopolíticos.
La historia muestra cómo las situaciones excepcionales son aprovechadas por los Estados revisionistas para cuestionar el orden establecido y avanzar sus posiciones nacionales, porque en geopolítica no existen espacios vacíos.