Diario La Prensa

Autodomini­o, come sano y haz ejercicio

"dígale usted al diabético que coma sano o dígale al hipertenso que haga ejercicio y la respuesta será la misma: prefiero morirme antes de dejar de comer lo que quiero y hacer lo que me da la gana."

- Noé Vega noevega99@gmail.com

Vivimos en una sociedad contradict­oria, por un lado nos bombardean con que comamos lo que queramos, que bebamos sin parar o que pasemos la mayor parte de nuestro tiempo pegados a la tecnología; pero resulta que cuando enfermamos nos dicen “come sano y haz ejercicio”. No debería la misma sociedad que nos evalentona a hacer lo que queramos decir cuando estamos enfermo “aquí estamos para llevar la carga contigo”. Pero no, no es así, en la fiesta todos se alegran, pero cuando se termina la fiesta cada quien carga con sus propias desgracias.

Resulta curioso que parte de la receta para librarnos del COVID 19 no sea una pastilla, un jarabe, ni una inyección, sino una recomendac­ión: come sano y haz ejercicio. Cómo vamos a comer sano y hacer ejercicio si nos han entrenado para comer mal y nos han vuelto sedentario­s con las compras de la última tecnología. Quién nos entrenará ahora para estar sanos y hacer ejercicio.

El autodomini­o es el gran valor que determina que una persona no deje que su vida sea guiada por directrice­s masivas producto del mercadeo, sino que su vida es guiada por una escala de valores que le ayuda a controlar sus impulsos y hacer un balance de las consecuenc­ias de sus acciones.

Solo el autodomini­o nos puede dar la suficiente fuerza para moldear nuestro carácter y hacer que nuestros hábitos cambien radicalmen­te, solo el autodomini­o nos da la capacidad de decir NO cuando todos dicen sí. El dominio propio le imprime una madurez al carácter que es capaz de entrenar la voluntad en la toma de las mejores decisiones personales. En una sociedad borracha de descontrol, el dominio propio nos ayuda a encontrar la sobriedad y a superarnos de tal manera que cada día se puede superar un peldaño más de nuestro carácter cuando el autodomini­o ejerce su autoridad en nuestra vida.

Dígale usted al diabético que coma sano o dígale al hipertenso que haga ejercicio y la respuesta será la misma: prefiero morirme antes de dejar de comer lo que quiero y hacer lo que me da la gana.

Al principio no parece tener mayor consecuenc­ia seguir comiéndose esa golosina por la mañanas, no parece que sea para hacer tanto escándaloq­uedarseenc­amamástiem­podelo debidooenc­ontrarlasm­ásvariadas­formasde perder el tiempo; pero cada una de estas actividade­s refleja la capacidad que cada persona tiene para ejercer el autodomini­o.

Cada una de ellas tendrá consecuenc­ias en la vida de la persona, para bien o para mal. El adolescent­e fuma para sentirse parte del grupo, el adulto bebe para sentir la misma emoción del amigo y el hombre le falla a su familia porque todos los demás lo hacen.

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