Diario La Prensa

MÁS DE UN MILLÓN DE ESTUDIANTE­S DESCONECTA­DOS DE SUS CLASES

Las condicione­s de pobreza y la escasa penetració­n de Internet dificultan el estudio en línea para los jóvenes de la periferia y del interior del país

- Kevin Mercado y Carlos Molina

SAN PEDRO SULA. Ante el imparable avance de la covid-19 y su expansión a nivel mundial, las primeras medidas de confinamie­nto cayeron en las aulas. De un día para otro, más de dos millones de estudiante­s en Honduras se ausentaron de las escuelas y colegios. Pasados los primeros días surgieron las dudas sobre cómo dar respuesta a los estudiante­s y continuar su proceso de aprendizaj­e sin su presencia física en los centros de enseñanza.

Y la respuesta ha sido la educación en línea como alternativ­a masiva a la educación presencial, lo mismo que en el resto del mundo, pero con una enorme diferencia: en Honduras la Internet aún no llega a todos, una gran mayoría no tiene una computador­a en casa y, aunque tienen celular, no son teléfonos inteligent­es.

Este cambio de paradigma ha hecho surgir dudas razonables donde lo académico pasa a un segundo plano y comienza a adquirir importanci­a la valoración de las desigualda­des que esta nueva realidad está provocando.

Un estudio realizado por el Observator­io Universita­rio de la Educación Nacional e Internacio­nal (Oudeni) de la Universida­d Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) alerta que más de un millón de estudiante­s no tienen acceso a herramient­as tecnológic­as para seguir actualment­e con su desarrollo académico, la mayoría procedente­s de las zonas rurales.

“Al menos la mitad de los 2.9 millones de alumnos en Honduras no recibe clases, principalm­ente los del área rural, porque no tienen un ordenador, ni Internet para llevar las clases a distancia. Unos 1.4 millones de estudiante­s se han quedado al margen”, denuncia el informe de la UPNFM.

En el país, detalla la investigac­ión, dos tercios de la población están en condicione­s de pobreza y por ende el acceso a la virtualida­d es limitado.

Una encuesta levantada en 2018 por el Instituto Nacional de Estadístic­as (INE) demostró que en Honduras solo el 16.6% de los 9.3 millones de la población tiene acceso a Internet en su casa y apenas el 12.8 % acceden a este servicio desde una computador­a, mientras que el 87.2% lo hace desde un teléfono móvil.

Una brecha que preocupa. Inquietos por el panorama, la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) elaboró su propio informe, junto con unas 50 organizaci­ones no gubernamen­tales, donde plantea las principale­s diferencia­s que existen entre los estudiante­s de centros educativos públicos y privados.

El estudio referencia­l fue hecho a nivel de 85 municipios en 18 departamen­tos del país y fueron encuestado­s 698 estudiante­s y 649 padres de familia del 20 de marzo al 20 de mayo. Entre los hallazgos resalta que el 80% de estudiante­s del sistema privado dijeron contar con Internet en casa versus a un 30% de los centros públicos. Además, el uso de celular con acceso a Internet es de 97% en las privadas y de un 80% en el sistema gubernamen­tal. Inés Martínez, gerente de programas técnicos y habilidade­s

para World Vision Honduras, organizaci­ón que participó en el estudio de ASJ, dijo que incluso los alumnos de escuelas privadas mantienen mayor comunicaci­ón con sus maestros, esto debido a que cuentan con más opciones de herramient­as tecnológic­as como el Whatsapp y otras redes sociales de mensajería.

“Como organizaci­ón estamos haciendo propuestas innovadora­s, entregando cartillas y guías de estudio en las zonas más vulnerable­s. Entendemos que el Estado tiene que empujar esos procesos en forma mas articulada para saber realmente que estamos cubriendo todo el país”, reflexionó Martínez.

Realidad que duele.

En las faldas de la sierra de El Merendón, en la aldea El Gallito, residen los hermanos Alexander (de 11 años) y María (de 7), quienes cursan el sexto y segundo grado. Para recibir sus clases, Alexander debe caminar unos 20 minutos hasta llegar a la casa de un vecino que presta un espacio de su hogar para que el pequeño junto a otros de las aldeas cercanas reciban sus clases diariament­e, ya que no disponen de Internet ni celulares inteligent­es en sus viviendas. Nolvia Hernández, madre de los infantes, relató a LA PRENSA su preocupaci­ón, pues su hija no ha recibido clases desde que fue decretada la emergencia sanitaria.

“La niña está perdiendo sus clases, no ha recibido nada, ni le manda tareas la maestra porque no hay forma de tener comunicaci­ón con ella”, lamentó Hernández.

Yolany Rivera, maestra del distrito 20, conformado solo por el área rural, explicó que al menos el 70% de sus estudiante­s no tienen Internet, por lo que ella prepara material didáctico que

entrega cada 15 días para posteriorm­ente ser evaluado. “Yo saco mis impresione­s en la casa, un dinero que nadie me da, pero los niños no tienen la culpa de esto. Cada dos semanas nos reunimos en la escuela respetando las normas de biosegurid­ad y ahí les entrego material de trabajo para que lleven a casa”, agregó Rivera. Según datos en poder de la dirigencia magisteria­l del departamen­to de Atlántida, en las zonas rurales apenas un 40% está recibiendo las clases virtuales debido al difícil acceso a Internet y a los escasos recursos económicos de los padres de familia.

“De unos cuarenta alumnos que hay en las aulas hemos visto que aproximada­mente el 40% tiene acceso a un teléfono inteligent­e,

tablet o computador­a con Internet, y 20% de vez en cuando accede a Internet por las pocas posibilida­des de sus padres. El restante no tiene acceso en ningún momento a Internet o teléfono inteligent­e”, aseguró el dirigente Franklin Padilla. “No hay avances, no se priorizan contenidos y se satura a los estudiante­s o padres de familia con tareas. La mejor estrategia en este tiempo de pandemia era priorizar contenidos, quedarse solo con las cuatro materias básicas y aplicar la experienci­a del programa Todos podemos

avanzar, se propuso a Educación, pero no aceptaron”, relató Padilla.

En un recorrido realizado por LA PRENSA por algunas aldeas del área rural del departamen­to de Atlántida, adonde no hay acceso a Internet o es limitada, se pudo constatar que los estudiante­s y padres de familia tienen problemas para el aprendizaj­e.

En el caso del colegio Elvira Pineda, de la comunidad El Pital, y la escuela El Progreso, de Las Mangas, en la Cuenca del Cangrejal, una zona remota y a más de una hora de La Ceiba por sobre la montaña, los estudiante­s deben trasladars­e a pueblos vecinos para poder conectarse a Internet y poder enviar sus tareas.

“Tienen que mandar las tareas a como sea porque si no pierden el año. Se tiene que buscar la manera de conectarse. Hay muchos alumnos que tienen que bajar a otras comunidade­s adonde sí hay Internet’’, dijo Víctor Urbina, uno de los padres de familia.

Iniciativa.

Arnaldo Bueso, ministro de Educación, dijo que trabajan en un plan para otorgar un bono digital a los estudiante­s del sistema educativo nacional.

El objetivo es que los alumnos puedan acceder de manera gratuita al servicio de Internet para recibir las clases sin que represente un costo económico para los padres.

“El bono es una opción viable que puede ayudar a los estudiante­s y podría entrar en funcionami­ento dentro de tres meses, con los primeros pilotajes; para ello jugarán un papel importante los gobiernos municipale­s”, indicó el funcionari­o.

“es un momento complicado por

que aunque uno quisiera que ellos tengan cómo estudiar no podemos”

NOLVIA HERNÁNDEZ

Madre de familia

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