No se dé por vencido

En Honduras decimos que alguien es “salado” cuando continuamente tiene mala suerte. Según el criterio de muchos, existen personas que tienen más salazón que otras. El personaje que les voy a presentar a continuación bien podría caer en esa categoría.

Cuando tenía siete años, su familia fue lanzada de su hogar debido a un tecnicismo legal y tuvo que empezar a trabajar para ayudarles a sus padres. A los nueve quedó huérfano de madre. A los veintidós años fue despedido de su empleo. A los veintitrés se endeudó para poder ser aceptado como socio deunpequeñonegocio.cuando cumplió 26 años murió su socio dejándole cuantiosas deudas que tardó años en pagar. A los 28, después de cortejar a una chica por cuatro años, le pidió matrimonio, pero ella le dijo que “no”. Cuando tenía 37, después de tres intentos, fue electo al Congreso de su país, pero dos años después perdió la reelección. A los 41, su hijo murió de cuatro años. Cuando tenía 45 se postuló para senador, pero perdió. A los 47 perdió como candidato a vicepresidente. A los 49 volvió a postularse para el Senado, pero perdió. A los 51 años fue elegido presidente de su nación. Su nombre: Abraham Lincoln, uno de los gobernantesmásimportantesqueha tenido Estados Unidos.

Reza el dicho: “En guerra avisada no mueren soldados”. Debemos ser conscientes que siempre vamos a tener que enfrentar obstáculos y adversidadesenestavida.soninevitables. Lo importante es decidir cómo sucedió con Lincoln, si vamos a dejar que nos inmovilicen o nos fortalezcan. “Aquellos que en verdad logran realizar el propósito de su vida son los que se rehúsan a dejarse paralizar por el fracaso” (Robert Jeffress). Ser salado, entonces, no es tanto afrontar adversidades, sino dejar que ellas destruyan nuestras metas y nos llenen de pesimismo.

No olvidemos que la perseverancia y la determinación son los materiales más importantes con que se pavimenta el caminoaléxito.asíquenosedé por vencido.