Extrema urgencia
La urgencia sanitaria ya in extremis exige acciones inmediatas con resultados para ayer, pero sin tapadera con la fórmula de “hecho consumado” o, lo que es lo mismo, “hecho olvidado”. La posición sobre los dos hospitales llegados a puerto y los demás también pagados debe ser inflexible, transparente, pública y tan brillante que ciegue, pero que encienda el ardor ciudadano por una real justicia sin contemplaciones y que sea atendida en los organismos operadores de justicia sin interferencias. Prioridad, sí; debilidad, no. Esta debe ser la guía en estos difíciles tiempos, de manera que no haya ni fin de semana para funcionarios y personal del Ministerio Público y Fiscalía, cuyo personal debe rotar para no interrumpir el trabajo. Las trampas y enredos administrativos se hallan en la oficina, en los papeles y, sobre todo, en rostros hasta sonrientes de los responsables de la situación. No entenderemos las nomenclaturas ni los selectos, prácticos y hasta misteriosos términos aduaneros, pero lo que está claro es que no hicieron las tareas elementales ni las siguen haciendo para que la millonaria compra llegue con prontitud a los hondureños, pese a haber pasado con sorprendente agilidad, en nombre de la emergencia, secretarías de Estado, que, en otras ocasiones, como las asignaciones municipales, tardan meses no para asignar recursos, sino para entregarlos. Y hablando de hechos consumados lo más sorprendente: cuando se hallaban en ruta los barcos con los aún congelados hospitales se presenta a la directiva de Inversiones Estratégicas de Honduras (Invest-h) el programa operativo para recibir la bendición, no para su discusión, aprobación y autorización, pues lo hecho, hecho está. ¿Y ahora quién recibirá la papa más que caliente? Alguna interventora, pues eso de los precios declarados, de las facturas y de otros papeles de segundo orden, ya que el contrato original si existió no se ha visto. Quizá haya todo un derroche de fantasía que recorra el contacto original, la fábrica, la responsable del envío, el receptor, pues el comprador se enteró por los medios de comunicación que llegó el barco. Toda una tragicomedia nacional con miles de víctimas.
Prioridad, desaduanaje, traslado, instalación y puesta en funcionamiento de los dos hospitales, que ojalá lleguen completos, sin olvidar los cinco que faltan. Y mientras en Tegucigalpa y en San Pedro se crean más oportunidades para atender a los enfermos, la Fiscalía, el Ministerio Público, en primera fila, como decimos en tiempos de pandemia, para descubrir el “pastel”, identificar responsables y aplicar la ley, pero que sea dura, que para eso es ley, y con el apéndice claro de ni olvido ni perdón.