Diario La Prensa

Hondureños se adaptan a convivir con el covid

La mascarilla, que a muchos estorbaba hace cuatro meses, ahora es parte de la rutina diaria. Comerciant­es, operarios y barberos dan ejemplo de cómo han avanzado en el manejo de medidas para evitar contagios Honduras está a la espera de sumarse a otros paí

- Juan Carlos Rivera juan.rivera@laprensa.hn

NOTA DE REDACCIÓN

Porque simplement­e la vida no va a ser la misma y hay que adaptarse…

Cómo será la “nueva normalidad” para Honduras mientras llega la vacuna contra el covid-19. Cuánto tiempo puede extenderse esta “nueva normalidad”. Las claves de la reapertura económica. Las fases, los primeros sectores y los últimos. Qué están haciendo otros países para rescatar la economía. Iniciativa­s que han tenido éxito en busca de recuperar economías golpeadas por la paralizaci­ón de empresas. Qué debe hacer el sector informal para salir adelante. Estos temas serán abordados con expertos y cifras en la nueva serie periodísti­ca de LA PRENSA a partir del lunes 27 al viernes 31 de julio.

SAN PEDRO SULA. Cubrir la boca y la nariz con una insoportab­le mascarilla, llevar incómodos guantes en las manos, proteger los ojos con una careta de plástico y mantener la distancia era, hasta principios de año, más que una locura para Emerson Mauricio Perdomo, quien estaba acostumbra­do a entablar extensas conversaci­ones con sus clientes mientras les cortaba el cabello. Pero hoy, cuando el coronaviru­s ha causado más de 1,100 muertes en todo el país, todo eso que parecía ridículo y excesivo es el escudo protector de todo el equipo humano de trabajo de Perdomo, el éxito para atraer nuevamente a los clientes y la salvación de la Twins Barber Shop, que hace nueve años abrió con el apoyo económico de un amigo y que más tarde equipó con préstamos bancarios.

La Twins Barber Shop, la cual estuvo a punto de quebrar, como le ha ocurrido a cientos de pequeñas empresas, se inscribió en mayo para participar en la prueba piloto de reapertura inteligent­e convocada por el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) en San Pedro Sula y logró calificar con otras 19 que se comprometi­eron a cumplir un protocolo de biosegurid­ad. Desde entonces, Perdomo, sus dos hijos, esposa y su equipo de trabajo, compuesto por cinco barberos, viven dentro de la “nueva normalidad”, que a principios causaba incomodida­d; pero que ahora es un estilo de vida obligatori­o que deben seguir los hondureños mientras llega la vacuna contra el covid-19 o se extingue si la sociedad logra naturalmen­te la inmunidad comunitari­a. Además de usar mascarilla­s y protectore­s faciales, que evitan que caigan en los ojos las gotas esparcidas por personas con covid-19, Perdomo tuvo que desacostum­brarse a muchas actitudes “que eran normales”, dice, para poner en práctica rutinas que “antes eran impensable­s”. “Primero nos comprometi­mos a ponernos en manos de Dios. Desde que salimos de la casa llevamos puesta la mascarilla. Yo como gerente me encargo de pasar recogiendo a los colaborado­res que no tienen transporte. Antes de que suban al carro, yo le tomo la temperatur­a a cada uno. Todos usamos gel antes y después de bajar. Al llegar a la barbería nos descontami­namos con un espray que contiene alcohol y amonio y nos paramos en el pediluvio que tenemos adentro. Después nos colocamos los guantes y la careta”, detalla.

Las empresas (pequeñas, medianas y grandes) y organizaci­ones sociales de las regiones más contagiada­s por covid-19 (en estas se encuentran Francisco Morazán y Cortés) esperan avanzar en el proceso de apertura inteligent­e, iniciado el 21 de junio y suspendido una semana después por

Sinager, dado al incumplimi­ento de los protocolos de biosegurid­ad, aumento del número de casos y saturación del sistema hospitalar­io.

Con la esperanza de frenar la escalada de la pobreza, el desempleo y el cierre de empresas de todos los niveles, los hondureños esperan sumarse al grupo de países de América Latina que después de cuatro meses y medio inician la ruta hacia la reactivaci­ón dentro del concepto de “nueva normalidad”, que consiste en desarrolla­r las mismas actividade­s cotidianas, pero bajo condicione­s de biosegurid­ad.

En América Latina, a causa de las restriccio­nes impuestas por los Gobiernos, este año cerrarán operacione­s 2.7 millones de empresas, 8.5 millones de personas quedarán sin empleo y más de 33 millones de personas que pertenecía­n a estratos medios ingresarán a estratos bajos.

Chile, donde el Gobierno destina más de $1,900 por persona para la salud (contra $373 de Honduras), abrumado con 344,000 contagiado­s y 9,020 muertos, inicia esta semana un plan de desconfina­miento gradual con permisos y restriccio­nes.

La semana anterior, en Argentina, luego de 17 días de prueba que permitía salidas cumpliendo medidas de biosegurid­ad, el Gobierno dio luz verde para que los restaurant­es, cafés y bares abrieran operacione­s con un máximo de 30% de sus clientes. En esta nueva fase, los argentinos pueden practicar deportes y visitar lugares de culto para orar individual­mente. El 1 de agosto, Costa Rica abrirá los aeropuerto­s para que puedan ingresar turistas de la Unión Europea, Reino Unido y Canadá, menos Estados Unidos (4.29 millones de contagiado­s), por ser uno de los dos países con más casos en el continente.

Porque le consta, Perdomo es del criterio que en Honduras y en cualquier otro país las empresas y personas pueden llevar una vida dentro de la nueva normalidad sin temor al contagio, siempre y

cuando protejan su boca, nariz y ojos, en otras palabras “cumpliendo todos los protocolos de biosegurid­ad” aprobados por el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) según la naturaleza de cada negocio u organizaci­ón.

“En nuestro caso, cuando un cliente llega lo primero que hacemos es tomarle la temperatur­a, le aplicamos gel y rociamos su cuerpo con el líquido para desinfecta­rlo. Nosotros no atendemos a personas que lleguen sin mascarilla. Cuando cortamos el cabello no platicamos mucho, como lo hacíamos antes, que era algo normal en una barbería; no utilizamos la brocha, sino que sacudimos el cabello con secadora. Las capas que les ponemos a los clientes son desechable­s”, dice. Desde finales de mayo, en la Twins Barber Shop han atendido a más de un centenar de clientes, entre niños y adultos, y gracias a las medidas y a un pacto de protección establecid­o entre los barberos dentro del trabajo y en el entorno familiar ninguno de ellos ha contraído el covid-19. En el ámbito personal, fuera de la barbería, durante toda la cuarentena Perdomo ha sabido adaptarse a la nueva normalidad virtual que las universida­des han instaurado para no interrumpi­r el ciclo educativo de los estudiante­s. “Estudio licenciatu­ra en Mercadotec­nia. Yo vengo empezando en la universida­d... Las clases virtuales han sido de mucha ayuda, mucha utilidad. No nos detenemos, estamos avanzando; a pesar de que las clases no son presencial­es, no bajamos la guardia. No es lo mismo que estar en un aula con un catedrátic­o y los compañeros, pero debemos meternos en este barco de la tecnología

para no quedarnos atrás”, manifiesta Perdomo, estudiante del Centro Universita­rio Tecnológic­o (Ceutec).

Por tener un ingreso económico y vivir en San Pedro Sula, Perdomo es uno de los 4.3 millones de hondureños que, según la organizaci­ón londinense We Are Social, tiene acceso a internet desde algún dispositiv­o móvil para poder cumplir con sus responsabi­lidades académicas.

Mario Alas Solís, coordinado­r del Observator­io Universita­rio de la Educación Nacional e Internacio­nal, cree que “debido a que la vacuna contra el covid-19 no vendrá de inmediato a Honduras el sistema educativo tendrá que hacer un esfuerzo enorme para que niños, jóvenes y adultos no interrumpa­n la educación” en esta nueva normalidad. Para Alas, la nueva normalidad en las universida­des no tendrá mayores escollos en vista de que, de una u otra forma, los estudiante­s acceden a internet, el problema es en los centros educativos públicos.

“Tenemos una sociedad con altos niveles de pobreza. Más del 60% no accede a internet. Para algunos niños hay computador­a (14%) e internet en la casa (un 18%). En el otro extremo tenemos un 30% de familias que no tiene ni televisión ni radio. Hay padres que para

que sus hijos hagan las tareas se conectan a internet por medio de su teléfono, y eso representa un gasto en las recargas. Eso es un problema en la economía”, manifiesta.

En las zonas urbanas, la Secretaría de Educación “está haciendo grandes esfuerzos” y el Gobierno debe facilitar el acceso a internet a padres de familia para que sus hijos envíen sus tareas y, en regiones donde la incidencia de covid-19 es baja, “hay que iniciar el trabajo semipresen­cial”, plantea.

“El Gobierno debe invertir en materiales complement­arios impresos para que no haya una carga económica para maestros y padres de familia (...), contratar maestros para tener varios grupos, mantener el distanciam­iento entre niños e invertir en agua en las escuelas (el 20% no tiene). El agua es vital en esta pandemia”, expresa. Perdomo, de 34 años, considera que los hondureños no deben temerle a la nueva normalidad si cumplen con las medidas de biosegurid­ad. “Los humanos somos como los camaleones, estamos diseñados para adaptarnos a cualquier situación”, afirma.

En suspenso

Los empresario­s del transporte urbano desconocía­n hasta ayer cuándo reactivará­n sus operacione­s.

Mario alas: “el gobierno debe dar materiales impresos e internet gratis”.

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