Diario La Prensa

Tapar agujeros

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Nada más miedoso que el dinero. Las declaracio­nes oficiales y las de la oposición han de apreciarse como dos extremos interesado­s en medio de los cuales queda la auténtica realidad del poder adquisitiv­o de la colectivid­ad y la generación de riqueza por medio del sector productivo, no pocas veces mal comprendid­o por el gran gastador que no crea recursos, la burocracia estatal. Señalamos lo anterior casi como apunte de aula, pero el hecho innegable, evidente y aceptado es que la aportación, voluntaria-obligada, por medio de los impuestos y otros canales legales ha experiment­ado una sustancial caída y solo con ayuda externa medio se logra cubrir la planilla.

Hay que apretarse la faja, pero ¿qué faja? Hasta la pregunta es necia, como dice Cantinflas. Apretar en el gasto, no en la inversión. En salarios de quienes, a buen cobijo, van pasando la crisis de manera que quede en evidencia la debilidad del Congreso que decreta racionar el gasto público, en vez de recortar tajantemen­te los presupuest­os de los tres poderes del Estado, de los organismos autónomos y centraliza­dos.

Para que se consuele el que quiera y ante panorama tan negativo, la ministra de Finanzas lanzó una fugaz y débil luz en el túnel: “En unos meses esperamos retomar la vida económica y esperamos que los ingresos vuelvan a subir”. Esto significa que las empresas comiencen a laborar, que el número de centros de trabajo desapareci­dos sea pequeño, se recuperen empleos y se creen otros muchos. ¡Casi nada!

Para ello debe haber buen ojo, no contaminad­o con ese otro virus más peligroso, de manera que se ajuste el gasto, no el presupuest­o, como segurament­e no ocurre con el fondo vial, fuente de empleo para mano de obra medianamen­te o poco calificada que se ocupa en obras de infraestru­ctura. Si quedó descapital­izado con la compra en el exterior no habrá o escasearán los recursos para el mantenimie­nto, reparación o apertura de caminos o carreteras. La explicació­n, excusa, es que la salud es primero, pero las previsione­s señalan que ni para el personal de primera línea habrá pago, no se fija en los que tranquilam­ente escuchan los bombazos en retaguardi­a. De Washington llegan buenas noticias enfocadas a la inversión en su concepto fundamenta­l de empleo, empresas y prosperida­d, pues según la Financiera Internacio­nal de los Estado Unidos (DFC), la inversión de mil millones de dólares es un espaldaraz­o a Honduras a través de financiami­ento al sector privado para crear desarrollo. Habrá que tapar numerosos agujeros para que no escapen los recursos, exigir ojos bien abiertos y ningún compromiso con la agenda política nacional, sino únicamente creación de empleo en el sector privado y mejoramien­to en el bienestar con una más efectiva relación bilateral en el marco de la iniciativa América Crece.

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