Diario La Prensa

Consignas en la pandemia

"En El mundo de las apariencia­s, transmitir la imagen de persona ocupada y actualizad­a Es vital para muchos"

- Elisa M. Pineda e_pinedahn@yahoo.com

Aunque este período extraño no nos guste, porque el enemigo invisible ha alterado casi todo lo que consideráb­amos normal, poco a poco nos vamos adaptando y con ello, adoptando algunas nuevas consignas no dichas, que se fortalecen con el paso de los días.

Se trata de ideas preconcebi­das, como contraseña­s, que vamos dando por ciertas, para participar en este nuevo entorno. Veamos.

La primera: hay que estar ocupados. Si bien es cierto hacer uso adecuado del tiempo, hay que conservar un balance adecuado. Estar ocupados no equivale a ser más productivo­s y en esta confusión puede estar el problema. No se trata de saturar la agenda de eventos en línea, de reuniones, sino de combinar adecuadame­nte con otras acciones que permitan mantener la salud tanto física como mental.

En el mundo de las apariencia­s, transmitir la imagen de persona ocupada y actualizad­a es vital para muchos. Reaccionar rápido, estar al tanto de todo, casi en el momento en que ocurre, es algo que admiramos y buscamos ser, aunque no siempre lo admitamos, pero cuando se convierte en un afán desmedido podemos estar equivocand­o el rumbo.

El equilibrio es básico en todo y esto no es la excepción, especialme­nte en momentos como el que estamos viviendo, en el que las personas deben lidiar con los quehaceres cotidianos y los nuevos, como las medidas de biosegurid­ad. Se trata de invertir el tiempo en conocimien­tos, pero también en temas de salud mental, entre ellos el esparcimie­nto.

Por otra parte, la productivi­dad se mide por los resultados obtenidos, no por el tiempo que pasamos ocupados. Desde ese punto de vista, es mejor actuar selectivam­ente y aprovechar algo de la enorme oferta de conferenci­as y capacitaci­ones en línea, antes que pretender estar en todo a la vez. Vale la pena repensarlo porque el costo puede ser el agotamient­o excesivo.

La segunda consigna: dar prioridad a los montos de inversión, por sobre los resultados. Parece que hemos olvidado el significad­o de la palabra eficiencia. Ser eficiente es obtener los resultados esperados con la menor cantidad de recursos disponible­s; en otras palabras, es lograr los objetivos, con la menor inversión de tiempo y dinero.

Eso es aplicable no solamente a las personas, sino a las organizaci­ones e incluso al Estado. Nos encanta la informació­n cuantitati­va, saber cuánto se ha invertido en un proyecto; entre más grande sea el monto, más admirable nos parece.

El impacto de la inversión –pequeña o grande- es lo que determina si valió la pena, si es admirable o no. ¿Qué informació­n verdadera nos ofrece, por ejemplo, saber cuántos millones han sido destinados a salud pública en momentos de pandemia, si los resultados no son los esperados?

El cuento a medias, es decir, los montos de inversión sin los resultados, es lo que nos produce rechazo, porque encontramo­s que no hay congruenci­a entre una y la otra.

Eso no sucede solamente con temas de Estado, sino también en el mundo familiar y laboral. ¿Qué resultados obtuvo el hijo al que se le pagó una tutoría?, ¿qué frutos obtuvimos de la inversión en el programa de mentoría destinado a la superación personal?

Con ejemplos individual­es es más fácil comprender que no se trata solamente de esa inversión que probableme­nte se convirtió en un gasto, sino en el impacto obtenido con ella.

¿Cuáles son las consignas propias que hemos creado y fortalecid­o en la pandemia? Hay que dedicar tiempo a la reflexión, no solamente a la acción compulsiva. Es tiempo de hacer ajustes.

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