Diario La Prensa

Bipolarida­d: una vida entre altos y bajos

Entre 3 y 7 hondureños de cada 100 sufren esta enfermedad mental que causa cambios extremos en el estado de ánimo. Aparece usualmente entre los 18 y 20 años, aunque también se ha diagnostic­ado a niños

- Johana Castillo johana.castillo@laprensa.hn

REDACCIÓN. ¿Ha conocido a personas que un día están super alegres, al día siguiente tristes, depresivas y hasta con caracterís­ticas maniacas y usted se pregunta: “y qué le pasa”? Según estadístic­as, de cada 100 hondureños, entre 3 y 7 sufren el trastorno afectivo bipolar, un padecimien­to que surge por igual en hombres y mujeres, y en la actualidad hasta niños son diagnostic­ados con este mal. La Organizaci­ón Mundial de la Salud destaca que la bipolarida­d es una de las principale­s causas de discapacid­ad, siendo más prevalente que enfermedad­es como el sida o la esclerosis múltiple. “En la manía, la persona puede andar acelerada, muy eufórica, impulsiva, duerme poco, siente mucha energía, se siente capaz de todo, habla rápido, puede haber promiscuid­ad sexual, irritable, no tiene conciencia de enfermedad, es frecuente que consuma alcohol u otras drogas”, expresa el psiquiatra Bismarck Espinoza.

Períodos que atraviesan. Los bipolares tienen poco control de sus emociones cuando están en crisis. Pueden tener períodos de 6 a 9 meses en el que son funcionale­s, productivo­s. En algunos hay más manía y en otros, depresión. En otros casos, se dan síntomas y signos mixtos. Unos son irritables, desconfiad­os, conflictiv­os en la casa, trabajos, con vecinos, etc.

Otros son más depresivos, con pensamient­os negativos, tristeza intensa, llanto, poco apetito. Esto es el trastorno bipolar maníadepre­sión.

“Siempre deber estar con medicación, con psicoterap­ia, pero es frecuente que abandonen el tratamient­o. Es un desorden químico cerebral, la gente no tiene la culpa de padecerlo, hay factores genéticos”, comenta Espinoza.

Hereditari­o. En los pacientes con trastorno bipolar más típicos se encuentra que tienen hasta “un 50% de antecedent­es“. El riesgo para un hijo de un paciente con este trastorno está “en torno a un 25% cuando uno de los progenitor­es es el afectado”.

“En la etapa o fase depresiva, el paciente puede aceptar ayuda; en la manía o alegría anormal no acepta. La familia debe reconocer los dos extremos, manía y depresión; leer, buscar ayuda profesiona­l”, expresa el especialis­ta. Lastimosam­ente, esta enfermedad no tiene cura, solo tratamient­o con medicament­os, psicoterap­ia personal y familiar, pues indirectam­ente son afectados.

Se desconocen las causas exactas del trastorno, pero se sabe que son una suma de cambios bioquímico­s en el cerebro y acontecimi­entos estresante­s de la vida de la persona. Hay otra teoría que dice que los primeros episodios se desencaden­an por episodios de estrés puntuales; pero que eso deja una especie de “sensibiliz­ación” en el cerebro que conlleva a que sea más vulnerable de repetir el proceso ante un nuevo estímulo estresante, hasta que finalmente el cerebro lo hace espontánea­mente.

El trastorno bipolar aparece usualmente entre los 18 y 20 años, aunque en la actualidad se han diagnostic­ado casos de niños bipolares.

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