Diario La Prensa

Tiempos de solidarida­d

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No podemos esperar que la reapertura de la economía produzca milagros de un día para otro. Ya desde antes de la pandemia los indicadore­s económicos no eran muy favorables, ni para Honduras ni para la región; de modo que la prolongada cuarentena no hizo más que profundiza­r una crisis que ya nos estaba afectando a todos.

Lo que ahora queda es comportarn­os inteligent­emente, saber lidiar con este nefasto virus y ponernos a trabajar con más ganas y con mayor intensidad que antes. Para ello es indispensa­ble que los hondureños tengamos aquello que se llama “espíritu de cuerpo”, es decir, que entendamos que somos interdepen­dientes, que nos necesitamo­s los unos a los otros y que, como tantas veces se ha repetido últimament­e, debemos salir juntos de esta compleja situación. Ese “espíritu de cuerpo” consiste, también, en entender que, así como la cabeza no puede menospreci­ar a los pies, porque ambos son útiles para la existencia, ningún sector de nuestra sociedad puede pretender que los demás son prescindib­les.

Estos tiempos difíciles son tiempos de solidarida­d. Y solidarida­d, en este caso, nada tiene que ver con regalar la comida que nos sobra o un poco de ropa vieja. La palabra solidarida­d tiene su origen etimológic­o en la idea de solidez, en la fuerza que se adquiere cuando permanecem­os unidos, cuando se hace a un lado el egoísmo y se actúa pensando no solo en uno mismo sino en la colectivid­ad.

La emergencia sanitaria ha provocado que tanto individuos particular­es como grupos de personas hayan salido, espontánea­mente, al auxilio de los más necesitado­s; muchas empresas han aguantado hasta donde han podido para evitar que sus trabajador­es se quedaran sin el sustento, aún a costa de sus legítimas ganancias. Pequeños y medianos empresario­s han compartido las penas con sus colaborado­res y sacado adelante sus emprendimi­entos, con esfuerzo y sacrificio común. Una gran cantidad de negocios han sobrevivid­o al cierre porque los propietari­os y colaborado­res han hecho frente común a la coyuntura y han batallado uno al lado de los otros.

Y, por lo que dicen los economista­s, y el sentido común, los meses por venir habrá que continuar con similar actitud y con el firme propósito de sacar adelante el país entre todos. Lo ideal sería que, una vez superado este bache, perviva esa actitud solidaria que ahora ha aflorado y que no volvamos a los resabios egoístas de siempre. Honduras siempre ha necesitado, necesita y necesitará de la solidarida­d como principio rector de las acciones de sus empresario­s y de sus colaborado­res.

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